La incorporación de Bolivia al grupo de los Brics representa una oportunidad trascendental para acceder a un financiamiento más justo y adaptado a sus necesidades de desarrollo, además de abrir la puerta a una transferencia tecnológica que le permita transformar su matriz productiva.
En un mundo donde las economías en desarrollo luchan por superar la dependencia estructural, los Brics se presentan como una alternativa viable a los organismos financieros tradicionales. Para Bolivia, que apuesta por la industrialización de recursos estratégicos como el litio, esta alianza podría ser clave para asegurar un futuro económico sostenible y menos dependiente de las potencias occidentales.
Los Brics no solo representan una oportunidad para Bolivia de acceder a un financiamiento más justo y acorde a sus necesidades de desarrollo, sino también una vía para recibir tecnología que le permita transformar su matriz productiva y asegurar su futuro económico a sostenible.
En un contexto global donde los países en desarrollo luchan por romper las cadenas de la dependencia económica, los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) se presentan como un bloque con un potencial clave para lograr una mayor independencia. Este grupo, que cuenta con el 34% del territorio y el 45,2% de la población mundial, y que representa el 36,7% del PIB en términos de paridad de poder adquisitivo, ha surgido como una alternativa viable frente a los organismos financieros tradicionales como el FMI.
Para Bolivia, país que apuesta por la industrialización de sus materias primas, especialmente el litio, la pertenencia a los Brics podría ser crucial para consolidar un modelo de desarrollo más sostenible. Sin embargo, el camino hacia esta independencia económica es titánico debido a la dependencia tecnológica y las difíciles condiciones crediticias que el país enfrenta para reinvertir en infraestructura. En este sentido, la cumbre de los Brics, que se celebra en Kazán, Rusia, se anticipa como un evento clave con grandes expectativas para la región.
Uno de los aspectos más esperanzadores es la posibilidad de que más países latinoamericanos, como Bolivia, ingresen al bloque. Este paso podría marcar el inicio de una nueva era del multilateralismo, donde los países en desarrollo tengan una plataforma de intercambio “más equitativa”. En un mundo que aún está muy influenciado por las políticas económicas de potencias occidentales, el Brics representa una alternativa que, para Bolivia, podría implicar un cambio en su matriz productiva.
Bolivia tiene una ventaja competitiva clave: su potencial en la producción de litio, un recurso estratégico para el futuro. Los Brics, interesados en asegurar el acceso a estos recursos, podrían abrir las puertas a Bolivia, no solo en términos de comercio, sino también en lo referente a la transferencia de tecnología, lo cual es esencial para evitar la “esclavitud tecnológica” que muchos países en desarrollo enfrentan.
Otro punto de interés para Bolivia es el Banco de los Brics, que se presenta como una opción de financiamiento acorde con las necesidades de crecimiento de los países en desarrollo. A diferencia de las fórmulas del FMI, que han sido criticadas por perpetuar la pobreza y la desigualdad, el Banco Brics ofrece una alternativa más flexible y alineada con los objetivos de desarrollo económico sostenible.
La cumbre de Kazán será, sin duda, un escenario donde se discutan estrategias económicas ambiciosas y se planteen alternativas que podrían transformar el panorama económico de la región. Para Bolivia, esta cumbre ofrece la posibilidad de consolidar alianzas, establecer tratados de libre comercio y fortalecer mecanismos de cooperación, todo ello con la mirada puesta en un futuro más equitativo y menos dependiente de las potencias económicas tradicionales.
Brics y el nuevo orden mundial: un desafío a la hegemonía del G7
Hacia el año 2028, la consolidación de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) podría marcar un punto de inflexión en el equilibrio del poder mundial, según afirmó el propio presidente ruso, Vladímir Putin. De acuerdo con esta visión, el G7, el dólar, el sistema de pagos Swift y el dominio unipolar liderado por Occidente quedarían atrás, dando paso a un mundo multipolar y pluricéntrico.
La actual configuración internacional es vista por los integrantes de los Brics como un “momento bisagra”. Existen consensos dentro del grupo respecto a que Occidente atraviesa, una crisis de hegemonía, en la que Estados Unidos pierde progresivamente su capacidad de disciplinar al mundo emergente y de proveer bienes públicos globales que antes sostenían el orden internacional.
El economista y docente venezolano Jorge Pérez ha señalado que el potencial de los Brics trasciende lo económico, abriendo la puerta a alianzas políticas estratégicas. Esto es crucial frente a los desafíos internos del grupo, como las disparidades económicas y sociales entre sus miembros.
Por su parte, Schulz, otro analista internacional, destacó que, a pesar de las tensiones históricas entre países como India y Pakistán, ambos comparten una visión clara sobre el rol global de la asociación. La cantidad de países que han solicitado la membresía de los Brics refleja el creciente interés por ser parte del debate en torno a la estructuración de un nuevo orden mundial. “El Brics se ha consolidado como un espacio legítimo para la discusión de estos temas”, subraya Schulz.
Una de las cuestiones clave es cómo se gestionará la incorporación de nuevos miembros al grupo. Algunos expertos plantean la posibilidad de una adhesión masiva, mientras que otros sugieren un proceso gradual o incluso la creación de una categoría de “países asociados”. Un ejemplo reciente es la solicitud de Cuba para integrarse como “país socio”.
Dora Isabel González, académica de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM, sostiene que el Brics se encuentra en un “proceso de maduración” como contrapeso al poder occidental, pero también advierte que su éxito dependerá de cómo gestionen temas sensibles que podrían surgir en el futuro.
En definitiva, el camino hacia un nuevo orden internacional liderado por los Brics está lleno de desafíos, pero también de oportunidades. La capacidad del grupo para superar las diferencias internas y consolidarse como un bloque influyente será clave para su éxito en la reconfiguración de las relaciones de poder globales.
La Paz/AEP/Martín Moreira