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Miguel Marañon

¡Viva la libertad cara…!

Slogan que se adueñó Milei en la campaña presidencia de la Argentina, este “libertario” daba a entender que la libertad solo se da con un gobierno que “libere la economía” y que cualquier otro sistema económico, sobre todo los socialistas, coartaba o restringía el progreso personal de los ciudadanos.

Convenció, sobre todo a los jóvenes y clase media, que solo se podía dar un progreso personal y económico haciendo que el Estado gaste menos.

Manifestó que los empresarios son los “héroes” de la economía y que si se daban mayores ventajas a este sector, la Argentina crecería como nuca antes; sin embargo, todas estas muletillas electorales quedaron en simples enunciados que la ciudadanía argentina ya cuestiona y pone en duda al gobierno actual.

Pero deberíamos empezar indicando que la libertad es la capacidad humana de actuar por voluntad propia, la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, así tenemos que uno tiene la libertad de decidir si camina o corre si va a la derecha, o a la izquierda o va recto, sin embargo si por alguna razón (natural o provocada) las piernas dejan de funcionar, la libertad del ciudadano se esfumará, pues por más que decida ir a la derecha o a la izquierda no podrá hacerlo porque no funcionan sus piernas, pero si llega ayuda externa, tal como proporcionar una silla de ruedas o muletas, el ciudadano volverá a poder decidir a dónde ir, porque ya tendrá los medios para ejercer su libertad.

En lo económico, tendríamos que la libertad es la facultad que tienen las personas para elegir un bien o un servicio, por ejemplo, yo tengo la libertad económica de elegir comprar limón o comprar naranjas, de acuerdo a mi necesidad o a mi gusto, tengo la libertad económica de ahorrar mis ingresos en una entidad financiera o arriesgarme a invertir esos ingresos en algún negocio que me genere mayores ingresos; sin embargo, si por alguna razón (natural o provocada) se pierde el trabajo o la fuente de generación de ingresos, el individuo no podrá elegir entre comprar limones o naranjas, porque no contará con recursos para poder comprar ni limones ni naranjas.

En este aspecto, si el individuo recibe ayuda externa como un bono solidario, como lo hacen en EEUU a los desempleados, se repondrá en algo su libertad económica de poder comprar limones o naranjas, es aquí donde el Estado debe intervenir con bonos sociales destinados a sectores de la sociedad que realmente lo necesiten, y no como los libertarios que creen que la libertad está solo en el deseo de hacer, sin preocuparse de analizar si se tienen los medios o no.

La libertad no solo es el deseo, sino el tener los medios para alcanzar esos deseos, la solidaridad de los seres humanos es lo que nos diferencia de las bestias salvajes, y esa solidaridad se expresa en la ejecución de subsidios, subvenciones y bonos sociales para apoyar a aquellos ciudadanos que realmente lo necesitan, en este aspecto se debe gritar ¡Viva la libertad cara…!

Escrito por Miguel Marañon.


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