A más de un año de la guerra entre Ucrania y Rusia no se ha podido establecer los canales para pacificar la zona, todo lo contrario, se ha estado echando pólvora con el objetivo de someter a Rusia; una vez ejecutado el oso, se expondría su cabeza como una muestra simbólica del “poderío” de EEUU y sus aliados para que ningún otro Estado, en especial China o la India, tenga la osadía de hacerle frente; para tal fin Washington ha puesto detonantes, casi 800 bases militares a lo largo y ancho del mundo; en ese escenario los países que tienen minadas sus fronteras, ¿estarían calmados y felices?
El hecho de que Finlandia se haya convertido en el miembro número 31 de la OTAN ha engrosado el cerco bélico-nuclear en las fronteras de Rusia, que previamente al conflicto ya había manifestado que la expansión de la OTAN amenazaba su seguridad y su soberanía, tal cual pasó con EEUU en octubre de 1962 con los misiles rusos en Cuba, en aquel entonces Washington vociferaba por una acción que ellos mismos habían iniciado; pues se debe recordar que entre 1958-59 la Casa Blanca desplegó misiles balísticos con ojivas nucleares en Italia y Turquía, misiles nucleares que podían fácilmente en ese entonces haber destruido varias ciudades soviéticas, tal como ocurre actualmente con el armamento misilístico de EEUU y la OTAN frente a Rusia.
De haberse suscitado la guerra nuclear en 1962, sin duda hubiese cambiado el rostro del mundo, en aquella oportunidad la propuesta de Moscú a Washington apagó esa destrucción nuclear. Hoy al parecer EEUU aún no comprende o no quiere comprender las enseñanzas de la historia, ya que sus frustraciones económicas, políticas y militares las traslada a escenarios manejados a control remoto en Taiwán o Ucrania.
Volodímir Zelenski de ser un presidente, se ha convertido en una más de las marionetas del agonizante “nuevo orden mundial”, sus lobbies en América Latina de la mano de Mr. Biden no han tenido el eco ni el apoyo de los países suramericanos; pues su fin era que las naciones de la Patria Grande tomen posturas respecto al realpolitik que juega este y sus socios. Habiendo fracasado en la búsqueda de apoyo en el continente latinoamericano, Zelenski hoy se acerca a la Liga Árabe como invitado de honor de Muhammad Ibn Salman, en el marco de la reunión anual de mandatarios de Estado en la que solicitó que los países de la Liga Árabe tomen postura para seguir incendiando la zona.
Incomodado por la presencia de Bashar Al Assad y la reincorporación de Siria tras 12 años de aislamiento de la Liga, el 7 de mayo Zelenski salió trasquilado del evento diciendo: “Por desgracia, hay algunos en el mundo y aquí, entre ustedes, que hacen la vista gorda ante esos bloqueos y anexiones ilegales”.
En el actual escenario mundial, los requerimientos de la sociedad internacional no son la guerra o el conflicto, sino la paz, la cooperación, la integración y la solidaridad, muy alejadas de las élites de poder que se han reunido en el marco del club de Bilderberg en Lisboa y el G7 en Hiroshima, “ambientes” que han servido para el caldo de cultivo del dolor, muerte y tristeza, ocasión que no ha sido desperdiciada por el agitador belicoso de EEUU; ya que Zelenski finalmente logró cristalizar su deseo de poder contar con aviones F-16 que otrora habían sido negados por Washington.
Contando con este armamento poderoso en el tablero de la guerra, arderá mucho más el conflicto, expandiéndose el mismo por más tiempo del calculado, demostrándose por enésima vez que las “potencias occidentales” bajo la égida de la Casa Blanca tienen el único derrotero de someter a Rusia, China, India o cualquier otra nación que se le ponga en frente, que no condiga con sus principios de paz, libertad y democracia; pues queda claro que el rival de Moscú no es Ucrania sino EEUU y la Unión Europea, que irresponsablemente se creen los amos del mundo y que con tal de hacer prevalecer sus apetitos nauseabundos de poder ocasionen —por la inmediata respuesta de Rusia, China, Corea del Norte o Irán— la pulverización del planeta. ¿Está lista para ello la humanidad?