Con motivo del aniversario de Oruro es oportuno recordar la importancia de este emblemático parque, donde la naturaleza, la historia y la cultura convergen en un espectáculo sin igual.
El Parque Nacional Sajama, joya natural del departamento de Oruro, es un testimonio vivo de la majestuosidad andina y la rica biodiversidad de Bolivia. Fundado en 1939, se convirtió en la primera área protegida del país. Más de 100.230 hectáreas abarcan sus planicies, que se extienden entre los municipios de Curahuara de Carangas y Turco, en la provincia Sajama, al noroeste del departamento de Oruro.
Con motivo del aniversario de Oruro, es oportuno recordar la importancia de este emblemático parque, donde la naturaleza, la historia y la cultura convergen en un espectáculo sin igual.
El Sajama se alza imponente con su pico nevado, el más alto de Bolivia, que alcanza los 6.542 metros sobre el nivel del mar. Este volcán inactivo no solo domina el paisaje, sino que también es un emblema de la fuerza de la naturaleza. Rodeado de montañas, planicies altiplánicas y vastos bofedales, el parque es un refugio para una increíble diversidad de flora y fauna, muchas de ellas endémicas y en peligro de extinción.
RIQUEZA NATURAL
El Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap), dependiente del Ministerio de Medio Ambiente y Agua y responsable del cuidado y protección del área, señala que este atractivo alberga ecosistemas únicos que se desarrollan en condiciones extremas de altitud, temperatura y precipitaciones.
El Parque Nacional Sajama ofrece hospedajes confortables y relajantes aguas termales, rodeados de un paisaje andino imponente.
Su vegetación está dominada por los bosques de queñua (polylepis tarapacana), considerados los más altos del mundo, que resisten climas áridos y fríos entre los 4.200 y 5.100 metros de altitud.
Junto a ellos se encuentran especies como la yareta (azorella compacta), un cojín vegetal milenario, y los extensos tholares de Parastrephia quadrangularis, vitales para el equilibrio ecológico.
La fauna es igualmente fascinante. En sus vastas planicies se pueden observar vicuñas, el venado o taruka, gatos andinos, el zorrino, hurones y quirquinchos, todos adaptados a la dureza del altiplano.
Los cielos del Sajama son surcados por cóndores andinos, mientras que en los bofedales y lagunas habitan flamencos altoandinos, gallaretas gigantes y una variedad de aves migratorias que encuentran aquí un oasis temporal.
AGUAS TERMALES
Según información del Viceministerio de Turismo, dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural, uno de los grandes atractivos del parque son sus aguas termales y geiseres naturales. Estas manifestaciones geotérmicas, alimentadas por la actividad volcánica subyacente, no solo ofrecen un espectáculo visual, sino también beneficios terapéuticos.
Las aguas termales, ricas en minerales, invitan a los visitantes a sumergirse en un baño relajante rodeado de montañas nevadas y cielos despejados, una experiencia inolvidable.
CULTURA E HISTORIA
El Sajama no es solo un paraíso natural; también es un territorio cargado de historia y cultura. Aquí se encuentran chullpas precolombinas, torres funerarias construidas por civilizaciones ancestrales, y vestigios de caminos incaicos que forman parte del Qhapaq Ñan, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco.
Las comunidades aymaras que habitan la región mantienen vivas sus tradiciones, con sistemas productivos adaptados a las condiciones extremas del altiplano. Destaca en sus actividades la crianza de camélidos y el cultivo de quinua y cañahua.
El parque forma parte de la identidad de la nación aymara, con comunidades que conservan su lengua y costumbres, que se transmiten de generación en generación con un profundo respeto por la Pachamama. Las festividades locales, como las ferias de artesanías y las ceremonias andinas, permiten a propios y extraños sumergirse en esta rica herencia cultural.
TURISMO SOSTENIBLE
El Parque Nacional Sajama es un destino ideal para el ecoturismo y las actividades al aire libre. Los amantes de la aventura pueden disfrutar de caminatas por senderos bien señalizados, escalada en montañas como el Sajama y los Payachatas, ciclismo de montaña y acampadas en entornos naturales únicos.
La observación de fauna y flora, el avistamiento de aves y la fotografía de paisajes son actividades populares entre los turistas que buscan una conexión auténtica con la naturaleza.
Para ingresar al parque, los visitantes deben pagar una tarifa de Bs 100 para extranjeros, Bs 30 para nacionales y Bs 10 para estudiantes, de acuerdo con el Sernap.
Es necesario portar cédula de identidad o pasaporte. Los servicios de transporte desde La Paz hacia Arica, como los buses Luján, Ayca, Nordic y Litoral, permiten llegar hasta la población orureña de Lagunas, desde donde se accede fácilmente al parque.
LEGADO
A pesar de su belleza y riqueza ecológica, el Sajama enfrenta desafíos significativos en términos de conservación. Las especies de flora y fauna, como la yareta, el queñua y el quirquincho andino, están amenazadas por el cambio climático, la actividad humana y la sobreexplotación de recursos.
La gestión del parque, a cargo del Sernap, trabaja en programas de conservación, educación ambiental y desarrollo sostenible para proteger este invaluable patrimonio natural.
Visitar este sitio es adentrarse en el corazón de los Andes bolivianos, donde la naturaleza y la cultura coexisten en perfecta armonía. Es un recordatorio de la riqueza que Bolivia ofrece al mundo y de la responsabilidad de preservar estos espacios para las generaciones venideras.
En este aniversario de Oruro, el Sajama se erige como un símbolo del orgullo orureño y un legado invaluable para la humanidad.
AEP