La red de hidrovías, que constituye el principal medio de comunicación y transporte de alimentos y combustibles en la región, se ha visto prácticamente paralizada desde junio, cuando comenzó la falta de precipitaciones.
El norte amazónico de Bolivia, que abarca los departamentos de Beni, Pando y el norte de La Paz, enfrenta la peor sequía de los últimos 50 años, lo que ha puesto en grave peligro la producción agrícola, ganadera y la supervivencia de las comunidades rurales.
Según reportes del Servicio de Mejoramiento a la Navegación Amazónica (SEMENA), varios ríos clave de la región han registrado niveles críticos, afectando tanto la navegación como el acceso al agua potable.
Edson Diez, técnico de SEMENA, informó a Radio Fides que los ríos de la cuenca del Mamoré, como el Ibare y el Iténez, se encuentran bajo alerta amarilla y roja.
"En varias zonas, los niveles de agua han caído hasta 1,5 metros, complicando la navegabilidad, especialmente para embarcaciones pequeñas", explicó Diez.
En los ríos Mamoré e Ibare, los niveles han descendido a 2,5 metros, lo que representa un riesgo significativo para los navegantes.
La sequía también ha dejado sin acceso al agua a numerosas comunidades campesinas e indígenas. En el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), el caudal del río Isiboro se ha reducido a apenas 30 centímetros, dejando aisladas a ocho comunidades ribereñas que dependen del transporte fluvial.
Las autoridades locales monitorean de cerca la situación, mientras trabajan en medidas para mitigar los efectos de esta crisis hídrica. Aunque hasta el momento no se han reportado brotes epidémicos, la escasez de agua potable sigue siendo una preocupación.
Se teme que la presencia de peces y mamíferos acuáticos en descomposición, a causa del bajo caudal, agrave el problema cuando los ríos comiencen a recuperar sus niveles.
El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI) descartó la posibilidad de lluvias en el corto plazo, lo que podría empeorar la situación.
La red de hidrovías, que constituye el principal medio de comunicación y transporte de alimentos y combustibles en la región, se ha visto prácticamente paralizada desde junio, cuando comenzó la falta de precipitaciones.
El último informe meteorológico señala que la última gran sequía en la Amazonía ocurrió en 1963, aunque la de ahora no alcanza la gravedad de la de hace más de seis décadas atrás.
Según expertos, el calentamiento de las aguas del Atlántico, que ha incrementado la actividad ciclónica en el hemisferio, podría estar relacionado con la sequía extrema que afecta a esta región de Bolivia.
AEP Digital/Mac