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El Gran Poder, rumbo a un plan de salvaguardia

No solo es una manifestación cultural de la ciudad de La Paz, sino que su significancia se extiende a todo el Estado Plurinacional de Bolivia y el mundo. A la vez, reflexionar sobre su importancia nos permite revisar y planificar cómo salvaguardar esta tradición histórica y cultural, constituyéndose en una invitación a tomar consciencia de este desafío.

La Paz, 01 de octubre de 2023 (AEP).- Ante décadas de denuncias por apropiación de danzas y trajes folklóricos bolivianos por países vecinos, especialmente de la República del Perú, vemos necesario difundir los elementos de nuestras festividades inscritas en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, donde se detallan los valores excepcionales de cada festividad, el territorio donde se desarrollan, las comunidades que participan, la creación de trajes, máscaras, botas y otros elementos de vestimenta, además de ritualidades y ceremonias que se dan solamente en el contexto de nuestras fiestas.

Iniciamos con la festividad de la Santísima Trinidad del Señor Jesús del Gran Poder.

El patrimonio cultural es vivo y dinámico

La Festividad de la Santísima Trinidad del Señor Jesús del Gran Poder guarda una historia desde 1923 y, en la actualidad, se presenta ante nosotros como Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) de la Humanidad, inscrito en la lista representativa del PCI en diciembre de 2019 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

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No solo es una manifestación cultural de la ciudad de La Paz, sino que su significancia se extiende a todo el Estado Plurinacional de Bolivia y el mundo. A la vez, reflexionar sobre su importancia nos permite revisar y planificar cómo salvaguardar esta tradición histórica y cultural, constituyéndose en una invitación a tomar consciencia de este desafío.

Es importante recordar que la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial —aprobada el 17 de octubre de 2003 y ratificada por el Estado Plurinacional de Bolivia, mediante la Ley Nº 3299 del año 2005— define como “patrimonio cultural inmaterial” a los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas —junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes— que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural.

Este patrimonio cultural inmaterial debe transmitirse de generación en generación y ser recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, a su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana.

En este marco, el recorrido para que hoy tengamos inscrita la Festividad del Gran Poder en la lista representativa del PCI ha implicado reuniones de organización, conversatorios y simposios durante varios años. Hasta llegar al 20 de abril de 2016, cuando se oficializa la elaboración del expediente con la posesión del Comité Impulsor, conformado por instituciones ligadas a la investigación, el patrimonio y folklore, y al que nos unimos investigadores independientes, a la cabeza de la querida y respetada Carmen Beatriz Loza (+), funcionaria de la Dirección General de Patrimonio Cultural del entonces Ministerio de Culturas y Turismo. Este Comité tuvo la tarea de elaborar el expediente de postulación que luego se envió a la Unesco para su revisión y observaciones.

El 11 de diciembre de 2019 recibimos la noticia de la aprobación e inscripción de la Festividad del Gran Poder en la lista representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco.

El expediente presenta al Gran Poder como un conjunto de actos rituales encadenados unos con otros en los que participan una diversidad de actores a lo largo del año calendario. Al momento de preparación del expediente fue imposible elegir un elemento central o particular de la fiesta, como la entrada ritual, el preste o la presencia de la mujer de pollera. El Gran Poder es mucho más que uno de estos elementos, es una diversidad de actores, movidos por la ritualidad y la devoción.

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Año a año, la Festividad de la Santísima Trinidad del Señor Jesús Gran Poder es una fuente esencial de energía y fortaleza, que define, transforma y estimula la vida social de la ciudad de La Paz. Es una forma de vivir y transmitir a las generaciones venideras la particular manera de entender y experimentar el sincretismo cultural del catolicismo y la cosmovisión andina.

La recreación del ciclo ininterrumpido de la fiesta inicia con los prestes que reciben la gracia del Santo Patrón y se convierten en catalizadores de la celebración, reuniendo a devotos de diferentes grupos sociales, géneros y generaciones. Estos actores se entrelazan con otros a través de distintas ceremonias devocionales, como ser la presentación de las invitaciones, velada, romerías, recepción social, misa eucarística, ceremonia social (saludo), caravana folklórica, ensayos, elección de la Palla, la sart’a (visita a los nuevos pasantes), cambio de manto del Señor Jesús del Gran Poder, la Promesa, llegando hasta el punto culmine de la festividad: la Gran Entrada de peregrinación. Esta reúne a aproximadamente 40 mil devotos, quiénes bailan y cantan como una ofrenda o sacrificio al Santo Patrón. Son 74 fraternidades, 7 mil músicos y más de 300 mil participantes en los 8 km de recorrido, algarabía y fiesta. En cada entrada se presentan danzas pesadas como la morenada, danzas livianas como waca wacas, kullawada, diablada y caporal, y danzas tradicionales como suris sikuris y qhantus: todas ellas nos transportan a los orígenes de esta celebración. Inmediatamente concluida la entrada, se da paso a un nuevo ciclo con las mismas características, comenzando con la Diana y el recojo de los nuevos pasantes.

Entonces, son varios los elementos que hacen que esta expresión sea única en el mundo. Además de la belleza estética, religiosa e identitaria, se ha resaltado un valor que es importante para la humanidad: la compatibilidad de la festividad con los instrumentos internacionales de derechos humanos existentes, que garantizan el respeto mutuo entre comunidades, grupos e individuos. En Bolivia,  esta compatibilidad se sostiene en la Ley contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación, aprobada en octubre de 2010, que ha permitido desarrollar campañas de sensibilización para el respeto a la diversidad y la pluralidad de la fiesta, instando a ajustar los reglamentos y normativas para no incurrir en expresiones que dañen la integridad o fomenten la discriminación o exclusión de grupos sociales, como los afrobolivianos, la población LGBTI (diversidad sexual y de género), mujeres, personas con discapacidad y otras que, por legítimo derecho, son parte de la festividad.

Además, al referirnos a la misma historia de la Festividad del Gran Poder no podemos dejar de lado su origen en el barrio de Ch’ijini, un territorio de clase trabajadora desfavorecida, comerciantes, migrantes campesinos, artesanos y otros. A través de la fiesta, el espacio alberga un recuerdo histórico de las luchas, demandas sociales y conquistas de género: por un lado, el trayecto de las mujeres de pollera o cholas, quienes fueron relegadas por muchos años en la fiesta, hasta lograr su participación a mediados de los años 70, lo que ha significado una conquista importante para ellas y el Gran Poder. Del mismo modo, la participación de homosexuales desde los años 70 como personajes altamente visibles, en la danza de la morenada, con la figura de la china morena, aportando con su creatividad y estética a la fiesta popular. Las chinas morenas fueron expulsadas de la fiesta el año 1974 por un gobierno dictatorial, dejando una herida abierta. Sin embargo, en los últimos años se ve mayor participación de personas homosexuales en distintas danzas. Todos estos eventos son una contribución a la celebración de la cultura popular, ya que aportan a la estética y la política de la fiesta, estos elementos muestran que la celebración no solo se limita a la fe, sino también a una demanda por la diversidad.

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Estos elementos hicieron que la inscripción del Gran Poder en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco sea posible. No se limita a una práctica festiva solamente, se asume la responsabilidad del Estado Plurinacional de Bolivia y los/as portadores/as para la salvaguardia de este patrimonio, con todos los elementos expuestos en el formulario de la candidatura, lo que implica, de acuerdo con la Unesco, tomar “las medidas encaminadas a garantizar la viabilidad del patrimonio cultural inmaterial, comprendidas la identificación, documentación, investigación, preservación, protección, promoción, valorización, transmisión —básicamente a través de la enseñanza formal y no formal— y revitalización de este patrimonio en sus distintos aspectos”.

Este lineamiento nos lleva a implementar las medidas que desarrollará el Comité de Salvaguardia de la Festividad del Señor Jesús del Gran Poder, encabezada por el Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización, y posesionado oficialmente el martes 19 de septiembre de 2023. En este comité participan el Gobierno Autónomo del Departamento de La Paz, el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, el Santuario del Señor del Gran Poder, la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder, la Federación de Bandas Folklóricas de La Paz, la Asociación Mixta de Artistas Bordadores Autodidactas, la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, la Asociación de Periodistas de La Paz y la Asociación de Periodistas de Programas Folklóricos.

Se trata de un comité con una amplia participación, cuya primera tarea es viabilizar el Plan de Salvaguardia de la Festividad del Señor Jesús del Gran Poder, en el marco de los lineamientos específicos que fueron organizados y aprobados por los actores socioculturales involucrados, de acuerdo a las responsabilidades de gestión pública y las instituciones portadoras del patrimonio, incluidas en el expediente enviado a la Unesco.


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