Bajo la dirección de Bismark Napoleón Reyes Angulo, este repositorio histórico alberga una colección diversa que abarca desde piezas arqueológicas de la cultura chané hasta documentos coloniales y correspondencia de la Guerra del Chaco, entre otros tesoros históricos de Bolivia.
La Paz, 28 de abril de 2024 (Milenka Parisaca - AEP). – Ubicado en el departamento de Santa Cruz, a poco más de 72 kilómetros de la ciudad capital, el municipio de Portachuelo es un lugar lleno de historia y tradiciones. Entre sus calles tranquilas y paisajes propios del oriente boliviano, dentro de la Casa Municipal de Cultura, destaca un auténtico faro cultural. Se trata de un museo que alberga invaluables reliquias, desde correspondencia de la Guerra del Chaco hasta piezas arqueológicas de la cultura chané, entre otros tesoros históricos de Bolivia.
Este espacio, más conocido como el museo de Portachuelo, es resguardado por Bismark Napoleón Reyes Angulo, su actual director, quien desde su infancia mostró un interés especial por la historia, coleccionando piezas valiosas que con el tiempo se convirtieron en la base para hacer realidad su sueño el 7 de septiembre de 2021: crear este museo.
El ‘cazador’ de reliquias
Gracias a la pasión y dedicación de este coleccionista de reliquias, la Casa Municipal de Cultura de Portachuelo ofrece una experiencia única para quienes desean explorar la riqueza cultural de esta región y, por supuesto, el legado histórico de toda Bolivia. Es que a sus 48 años no se limita solo a resguardar piezas portachueleñas. Su pasión va más allá de la imaginación y lo lleva a buscar tesoros en el departamento de Santa Cruz e incluso por todo el territorio boliviano.
Allá, en medio de cosas destartaladas que aparentan haber pasado a ser inservibles y que muchos consideran basura, ha descubierto innumerables joyas antiguas. Como un verdadero ‘cazador’ de reliquias, Bismark lleva con esta actividad aproximadamente 25 años, y es que desde su niñez se ha empeñado en preservar el legado de las generaciones pasadas, rescatando tesoros olvidados del inexorable paso del tiempo.
Al igual que los misioneros cristianos, recorre las calles tocando las puertas de las casas, pero no para predicar las sagradas escrituras de la Biblia. En su lugar, busca hogares que preserven documentos, objetos y toda cosa palpable heredada de generaciones pasadas, de gran valor a los ojos de un buen conocedor, que muchas veces pasan desapercibidos por la falta de aprecio histórico y cultural.
Auténtico camba de pura cepa, oriundo de Portachuelo, Bismark narra con el encanto de los modismos cruceños cómo ha logrado reunir en su asombrosa colección hasta ahora 850 objetos, más de 8.000 libros, valiosos documentos históricos y coloniales, junto con cartas de la Guerra del Chaco y 3.000 fotografías antiguas que nos transportan a través del tiempo, siendo la más antigua datada en 1871.
Para Bismark, “todingo lo que la gente desecha, quema”, que haya sido de buen aprecio de abuelos, tatarabuelos, es una mina de historia. Considera un grave pecado descartar objetos que puedan contener valiosas bondades históricas, legados de generaciones pasadas.
Residentes de antaño de Portachuelo de 1945.
Entre las cosas más apreciadas por Bismark, aquellas de las que se considera afortunado de haber encontrado, se destacan un relicario que data aproximadamente de los años 1770, libros coloniales de 1778 y manuscritos de curas que viajaron desde el Viejo Mundo al país durante la época colonial, que “valen oro” para él.
Debido a la limitación de espacio en el museo, ha decidido albergar otros 350 objetos antiguos en su hogar. Entre ellos se encuentran documentos y otros artículos que espera algún día resguardar en un sitio más adecuado, donde puedan ser apreciados por un público más amplio. Sin embargo, esta situación no le impide abrir las puertas de su morada a aquellos interesados en deleitarse con la colección de invaluable valor que ha reunido, invitándolos a contemplar y disfrutar con sus propios ojos y mentes.
Entre los distinguidos visitantes que han acudido a admirar su colección personal están el escritor e historiador cruceño Niño Gandarilla; el exalcalde de Montero Mario Baptista; el poeta costumbrista nacido en Beni, pero con el corazón en Portachuelo, el profesor Carlos Méndez Ruiz (+); Bruno Marco Gismondi, nieto del reconocido fotógrafo italiano Luigi Gismondi, quien arribó a Bolivia a principios del siglo XX; la arqueóloga italiana Érica Pía y Rubén Poma, destacado líder del programa cultural Jenecherú.
El compromiso y la contribución de Bismark Reyes a la cultura han hecho de él un digno merecedor de varios reconocimientos. Entre estos resaltan los otorgados por la Asociación de Periodistas de Portachuelo en 2023, el Concejo Municipal en 2019, el Comité Cívico de Portachuelo en 2012 y el Museo de Historia de Santa Cruz en 2003.
Museo de Portachuelo
Por otro lado, la Casa Municipal de Cultura, como modesta sede del museo de Portachuelo bajo la dirección de Bismark, cuenta con tres salas de exhibición gracias al apoyo del difunto alcalde municipal Jimmy Carlos Hurtado Sandoval, quien lamentablemente falleció el 1 de febrero de 2024 a causa de un infarto agudo. Empero, esta dedicación sin igual fue asumida con responsabilidad y amor por Gina Ribera Antelo, la actual alcaldesa del municipio, resalta el director de este repositorio.
Los objetos expuestos abarcan diversas temáticas, desde paleontología hasta arqueología de las culturas chané, que se asentaron en Portachuelo, e incluso de la civilización tiwanakota, originaria de las tierras altas del departamento de La Paz, entre otros.
La colección también incluye una destacada variedad de manuscritos, algunos que datan desde 1770. Entre los tesoros más preciados se encuentran las 200 cartas de correspondencia del presidente Daniel Salamanca, centradas en la Guerra del Chaco. Además se conservan las misivas enviadas por soldados a sus familiares durante este conflicto bélico que tuvo lugar entre Bolivia y Paraguay desde el 9 de septiembre de 1932 hasta el 12 de junio de 1935 por el control del Chaco Boreal.
Alfredo Angulo Herrera, excombatiente de la Guerra del Chaco y abuelo de Bismark Reyes.
Precisamente de esta guerra, considerada uno de los eventos más significativos del siglo XX en Sudamérica, Bismark atesora cartas de su abuelo Alfredo Angulo Herrera, quien fue el único sobreviviente de tres hermanos que participaron en esta batalla en fervor a su patria, Bolivia. Además de la valiosa documentación mencionada, el museo resguarda otras 12 misivas escritas por combatientes bolivianos, impregnadas del calor de sentimientos de amor, las cuales fueron resguardadas por sus descendientes. Curiosamente, estos eran vecinos de Bismark, quienes decidieron confiarle estas valiosas escrituras para su preservación.
Dentro de las reliquias se encuentran también 100 carpetas notariales con más de 120 años de antigüedad, que proporcionan un vívido retrato de la historia de las provincias del norte integrado del departamento de Santa Cruz. Estas valiosas fuentes invitan a los investigadores a adentrarse en el pasado desconocido de la región cruceña.
Entre los objetos que capturan la atención se encuentra también una colección de campanas que data del periodo entre 1863 y 1903, provenientes de la iglesia Inmaculada Concepción de Portachuelo. Esta venerable estructura, apreciada por los habitantes locales, encierra una rica historia, la cual se ve reflejada en vivo y en fotografías bien preservadas.
Hasta ahora, el museo ha sido ampliamente reconocido y apreciado tanto por los lugareños como por visitantes de otras regiones. En su historial de visitas destacan numerosas excursiones de estudiantes procedentes de escuelas cercanas y municipios vecinos, así como de la Universidad Gabriel René Moreno, ubicada en el epicentro de la urbe cruceña.
Además ha recibido la visita de personas extranjeras provenientes de países de la región e incluso de Francia, quienes no pueden resistirse a hacer una parada obligatoria en el municipio por su vocación turística y sus peculiares salchichas portachueleñas. Pero esa es otra historia que esta su servidora se compromete a resaltar en otra publicación de este suplemento, al tratarse de gastronomía local que merece ser vanagloriada.
Al sitio también concurrió Faustina Coa Reynaga, diputada del MAS, quien se comprometió a gestionar ante el Ministerio de Culturas la implementación de un repositorio moderno para el museo. Este sueño, largamente anhelado, surge debido a que el espacio actual resulta insuficiente para albergar todas las invaluables reliquias que resguarda. Actualmente, este es un deseo no solo del director de este espacio, sino de todos los habitantes de Portachuelo y de aquellos que valoran el arte y la cultura.
La ciudad de Potosí en 1930 es parte de la colección privada de Reyes.
Y es que desde su inauguración, este museo ha gozado de una notable popularidad. En septiembre de 2021, hasta diciembre del mismo año, recibió la visita de aproximadamente 105 personas. En 2022, esta cifra experimentó un significativo aumento, pues alcanzó los 955 visitantes; mientras que en 2023, cerca de 768 personas exploraron sus instalaciones. Desde enero hasta el 24 de abril del presente año han acudido unas 223 personas, lo cual demuestra un continuo interés en las exhibiciones del museo.
Es relevante subrayar que una de las cualidades distintivas de este espacio cultural es su política de entrada gratuita, que se aplica incluso a los visitantes extranjeros. Para Bismark Reyes, su líder, es fundamental “democratizar el acceso al contenido museístico a todo el público”. En ese sentido, considera crucial que el museo cumpla una función tanto social como educativa. Por esa razón, dice que este lugar es un sitio de encuentro para personas de diversas creencias políticas, nacionalidades y religiones.
Catedral de Santa Cruz de la Sierra en 1925.
Entre el equipo que colabora detrás de este repositorio cruceño, además del director, se encuentran Milixa Karen Antelo Herrera, directora de Desarrollo Humano, y los auxiliares del museo Herland Mendes Gutiérrez y Roselina Reynoso Flores.
El museo de Portachuelo es un lugar imprescindible para quienes desean comprender la rica historia del departamento de Santa Cruz y del municipio de Portachuelo en particular. Su enfoque detallado y bien documentado en la historia local lo convierte en un recurso valioso para estudiosos, turistas y cualquier persona interesada en conocer más sobre el patrimonio cultural de Bolivia.
Una visita a este faro cultural no solo es un viaje al pasado, sino una oportunidad para conectar con la esencia de este rincón paradisiaco del país.