Gastón rememora su debut en 1976 con la camiseta del equipo aviador a la edad de dieciséis años contra Oriente Petrolero.
Gastón Taborga es uno de los emblemáticos del club Wilstermann, que recuerda su paso por el fútbol, cuenta los buenos y malos momentos que vivió. Acerca del deporte que le apasiona asegura: “No me hizo rico”.
Gastón rememora su debut en 1976 con la camiseta del equipo aviador a la edad de dieciséis años contra Oriente Petrolero.
“Debuté a mis 16 años cuando aún estaba en el colegio, y los dirigentes pidieron permiso para que yo entrene saliendo antes de horario de las clases”, relata Gastón y sonríe cuando se le viene a la mente un pasaje de esos tiempos.
“Un día dejaron vacío el curso, todos mis compañeros me siguieron al entrenamiento y bueno, hubo molestia en el colegio”, dice cuando sostiene que el amor por el equipo aviador es y era muy grande.
“No, plata ese tiempo no hubo mucha como hay ahora. A quién no le gustaría jugar hoy, ya que el fútbol paga bien, pero no hay esa entrega y amor a una divisa como antes”, dice el volante que brilló y creció futbolísticamente junto a un excampeón mundial, el brasileño Jairzinho.
“Se hizo un buen equipo con Juan Carlos Trigo, Freddy Salguero, Eduardo Villalón y Freddy Vargas, y nuestro técnico fue Raúl Pino, un gran maestro”, dijo el goleador de la temporada.
Ese año el elenco rojo conquistó después de siete años de sequía el título nacional. Jairzinho hizo 17 goles y Gastón Taborga 16 goles.
“Teníamos un buen plantel, Wilstermann era un equipo de buen juego, alegría y por ello fue muy respetado en todas las canchas”, enfatiza.
Tenía la camiseta 10 y se ganó el cintillo de capitán del equipo. Taborga jugó 172 partidos con la casaca roja y marcó 106 goles hasta su retiro en 1995, que se produjo por una lesión en sus ligamentos y porque el trato de la dirigencia no era el que se merecía.
“Tenía una lesión, y no me querían en el equipo, me propusieron pagarme por partido jugado y acepté, pensaron que no estaría activo y ese año jugué muchos partidos dándoles un revés a la falta de confianza”, afirma el exfutbolista.
“Le sacamos 7 puntos de diferencia al Tigre, la verdad que el equipo funcionaba muy bien, había entrega, cariño y el público nos apoyaba bastante”, dice Gastón al rememorar el título logrado el 81 mientras repasa el álbum.
En 1981, el club replicó su éxito en el campeonato y se convirtió en el primer equipo boliviano en pasar a la segunda etapa de la Copa Libertadores, un hecho importante para la historia del plantel.
Gastón hizo muchos goles, se cansó de hacerlos junto a Jair. “El negro era bárbaro, era un buen amigo y persona. Alguna vez hablo con él”, rememora.
Al oriente boliviano
Gastón en su vida de futbolista solo se puso tres camisetas. La de Wilstermann, de Blooming y la selección nacional.
En 1983, Blooming, al mando del DT Raúl Pino, se llevó a Taborga y junto a él fueron el arquero Eduardo Terrazas, el defensor Eduardo Villalón, el mediocampista Édgar Castillo.
“Era la columna vertebral de Wilstermann, don Raúl nos llevó y fuimos campeones. Fue una linda temporada, pues el ‘viejo’ tenía visión para cada partido”, recuerda con respeto a don Raúl, apodado ‘El Mago’.
Un año después volvió a préstamo a Wilstermann; en 1986 regresó a Blooming, donde permaneció hasta 1989 y en 1990 firmó con el equipo aviador, club en el que terminó su trayectoria deportiva en 1995.
“Fue un adiós en silencio, pues no recibí el trato que merecía de la dirigencia de entonces. Salí dolido y aún lo estoy, pues no fueron reconocidos conmigo”, sostiene.
Selección
“Jugué, aunque no muchos partidos, pero estuve en la Selección. En agosto de 1980 debuté en la Selección y participe en la eliminatoria de 1982”.
Estuvo en la lista para la Copa América, pero no participó debido a una lesión. El entonces seleccionador Nito Veiga decidió convocarlo para la Copa América de 1987. Debutó el 1 de julio contra Colombia, jugó 62 minutos.
Técnico
Gastón es técnico de fútbol. Trabajó una temporada haciendo dupla con Wálter Maladott al mando de Wilstermann.
“Me gradué en España. Cursé todos los niveles, pero hoy me dediqué a otras tareas, ya que en el país se apuesta muy poco por las divisiones menores y me habría gustado trabajar con esas categorías¨, refiere al criticar el trabajo de muchas ‘escuelas’ que más que formadoras de nuevos valores son más recreativas y sostenidas para lucrar.
“Nos hace falta trabajar con menores pero muy bien y de acuerdo a normas. Creo que pocos clubes apuestan por esa tarea, como Blooming, Bolívar y ahora The Strongest”, analiza.
Gastón, que acude al estadio y apoya al club aviador, está dolido y molesto con aquella dirigencia que lo ignoró por completo y no le organizó un partido de despedida, como se lo merecen los grandes.
“Ya pasó, pero es lindo que la gente te reconozca”, subrayó.
Grande Jairzinho
“Jair fue un tipazo, nunca se hizo problema por el cintillo o el número de la camiseta. Me acoplé con él, hubo química y entonces aprendí a disfrutar del juego. Nos fue muy bien, pero también teníamos un gran equipazo. Hicimos muchos goles juntos”, recuerda.
No se inmuta en contar su mejor momento en el elenco cochabambino. “Me siento feliz de haber formado parte del equipo de la tercera época entre 1980 y 1982 con el presidente Alfredo Salazar, donde el refuerzo del equipo era Jairzinho, con su calidad, su juego y con los pergaminos con los que llegó después de haber jugado en la selección de Brasil”.