El ex mandatario, acusado de genocidio y daño económico al país, y protegido de Estados Unidos, no pisará Bolivia, ni ninguna de sus cárceles. Las manos manchadas de sangre y la impunidad serán, sin embargo, su triste impronta en la historia boliviana.
A las 17.00 de este martes, en la Casa Grande del Pueblo, el Jefe de Estado se reunirá con los sectores sociales y obreros en el Gabinete Social Extraordinario.