Explicó que ahora las invasiones ya no son territoriales sino tienen nuevas características que avanzan atacando “la mente y el corazón de los pueblos” con “revoluciones de color, ataques blandos”, intentos de golpes, que buscan afectar la democracia y gobernabilidad.
Según datos de la Fiscalía, hasta el 25 de noviembre de esta gestión, Bolivia registró 46.433 denuncias, la más recurrente fue la violencia doméstica o familiar, con 35.035.