Tres bolivianos, con diferentes realidades y vivencias, palpitaron con la posesión del presidente Rodrigo Paz y del vicepresidente Edmand Lara.
Andrés Condori salió de su casa, en Avircato, antes de que el sol se asomara del todo. Eran las 07.00 y las nubes estaban cargadas, como si el agua que almacenaban las hubiera obligado a quedarse a dormir a ras del cerro. El agricultor de toda la vida apuró el paso para llegar al sembradío de choclos. Quería remover la tierra antes de la lluvia, que no es solo agua en esas tierras, sino abundancia y la promesa de un tiempo mejor. El panorama marcaba un preámbulo para un día histórico, una nueva era para el país.
Ayer no salió solo con su azadón. Andrés llevaba también la radio, bien envuelta en una bolsa para que no se moje. “Hoy lo posesionan”, le dijo a su esposa, Esperanza, antes de llegar a la chacra. Cuatro horas más tarde ya había terminado su labor y se dispuso a descansar y escuchar el discurso de Rodrigo Paz, quien hace unos minutos había tomado juramento como presidente de Bolivia.
Mientras en Avircato la lluvia anunciaba un nuevo ciclo, en otros rincones del mundo la ceremonia se vivía con la misma expectativa, aunque en horarios y paisajes distintos. En Italia, la transmisión de mando se vio en la tarde. Después del almuerzo, Aydee Carreño Aparicio —migrante boliviana radicada en ese país— se reunió con su esposo y familiares para seguir la ceremonia desde la distancia.
Lo que comenzó como un seguimiento atento al acto protocolar, pronto se transformó en una emoción compartida.
“Nos llegó al corazón”, dice Aydee, sobre las palabras del vicepresidente Edmand Lara, pues el episodio cuando él fue procesado en la Policía Boliviana le recordó su historia propia y el motivo por el cual migró a Europa.
Ella y su esposo tuvieron que dejar Bolivia hace ocho años, pese a haber trabajado con honestidad. Aydee perdió oportunidades laborales como abogada, pues se negó a ser parte de un entorno gubernamental corrupto. Migró junto a su esposo, por lealtad a sí mismos. Dejaron su profesión, su familia y su arraigo para buscar en otro país lo que ya no encontraron en el suyo —un futuro digno construido con trabajo limpio—.
“Por ser leales, personas trabajadoras, no estábamos acorde a la corrupción que predominaba en los antiguos gobiernos. Por eso sentimos el mensaje del Vicepresidente. El mensaje del Presidente también nos impactó porque él pone a Dios antes que nada y eso nos da esperanza de mejores días para nuestra amada patria”, expresó Aydee.
Las palabras de Paz y Lara cruzaron océanos y retornaron a tierras bolivianas, donde el mensaje también resonaba, aunque desde otra experiencia y otra escena cotidiana.
“No nos han entregado un trono, sino una tarea, una tarea que nace del amor por la patria y la fe en su gente”, dijo el presidente Paz y esa frase impactó en Andrés, que amontonaba tierra alrededor de la base de los tallos tiernos de algunos de sus choclos, pero dejó su faena para escuchar con detenimiento el primer discurso del nuevo Jefe de Estado boliviano.
El mensaje de los mandatarios repercutió de distintas maneras. En ciudades y ritmos distintos, la transmisión permeó incluso a quienes no tienen un interés particular por el ámbito político. En Santa Cruz, Víctor Terán, un ingeniero comercial potosino que migró al oriente por trabajo, se distraía observando videos de TikTok en su celular. Su dedo deslizaba la pantalla y de rato en rato se detenía a ver algún contenido que llamaba su atención.
Sin buscarlo, la imagen presidencial terminó irrumpiendo en su distracción, a través de un live. “Bolivia se construye desde las regiones. El Estado, la economía se construye desde las regiones, por eso la propuesta del 50-50. Este es un primer paso para llegar a un mejor modelo de desarrollo y visión de la patria”, escuchó decir al nuevo mandatario.
“Son palabras muy esperanzadoras del Presidente, en medio del desencanto que la política causó en mucha gente. Yo creo que, como bolivianos, todos tenemos la necesidad de creer, de tener esa esperanza de mejores días, sobre todo si el Presidente muestra su compromiso no desde el discurso o la ideología, sino desde las propuestas reales, serias y técnicas”, reflexionó.
La lluvia, finalmente, llegó a Avircato entrada la tarde. Andrés salió al maizal y observó cómo la tierra recién removida bebía el agua con calma. Mientras miraba, hizo un cálculo mental rápido: el diésel para la camioneta con la que lleva su cosecha religiosamente al mercado Rodríguez de La Paz ya estaba por agotarse. Recordó entonces las palabras del presidente Paz sobre el arribo de nuevas cisternas de combustible.
Fue solo un dato, pero a él le movió internamente. Entró de nuevo a la casa, buscó las llaves y anunció a Esperanza que iría al surtidor.
AEP



