Hace siete años que Esther y Jorge comenzaron a darle valor a lo que otros desechaban. Ellos, junto con sus hijos, transforman desde una cáscara de naranja en una joya, bicicletas en comedores, ropa en desuso y papel en macetas y otros objetos.
INICIATIVA
La Paz, 14 de septiembre de 2023 (AEP).- Hace siete años que Jorge Flores y su esposa, Esther Mamani, junto con sus cuatro hijos, le dan otra oportunidad a la basura, pues lo que unos desechan para ellos tiene un gran valor, que no radica en lo económico, sino en la reducción del daño a la Madre Tierra.
La idea nació en 2018. Esther, quien practicaba el reciclaje de su madre, motivó a su esposo a crear nuevos objetos con base en la basura. Antes pensaron en un nombre para su emprendimiento. En ese entonces les llamó la atención las palabras en inglés Flower Power, que significa el Poder de la Flor.
El nombre les caía como anillo al dedo, al ser la familia Flores, pero trataron de que se escuche más andino, así que adaptaron la palabra anglosajona y la adaptaron en Flawa Pawa. Es más, el símbolo de su actividad es la cruz andina.
El taller de la familia se encuentra en la urbanización Virgen de Luján, municipio de Sacaba, Cochabamba. En el lugar transforman desde cáscaras de naranja en joyas, bicicletas en comedores, con estilo rústico hasta ropa y papel en desuso para convertirlos en mesas y otros artículos para el hogar.
Una maceta elaborada con telas o ropas en desuso. El producto causó impacto en el público en Cochabamba.
RECICLAJE
Cada mes, la familia Flores Mamani recicla más de tres a cuatro kilos de cables en desuso, la misma cantidad en papel desechable. También ropa, algo más de tres saquillos por mes, además de botellas pet y otros objetos cuyo destino final era la basura.
Trabajan con madera en desuso y objetos como bicicletas desechadas, las que son transformadas para distintos usos del hogar, como comedor o estante floral.
Los residuos ocasionan un daño ambiental en Cochabamba, ciudad que acumula más de 500 toneladas día. En Sacaba, por ejemplo, el 81% de la contaminación del río Rocha es por los residuos y aguas servidas, líquidos industriales y otros.
Bicicletas convertidas en estante floral. La familia Flores también fabrica mesas y comedores con bicicletas o máquinas en desuso.
La familia está consciente de este daño y por eso los hijos de Esther y Jorge, quienes son Juan José, Cristian, Andrea y Nicolás, son parte del emprendimiento, bajo la misión de cuidar la Madre Tierra.
“Nosotros tenemos ese compromiso con mis padres y con el planeta. Es más, en el municipio somos pioneros en promover el reciclaje y su transformación”, comentó Cristian, uno de los hijos de la pareja y quien se formó como ingeniero en Desarrollo Rural Sostenible.
El objetivo de la familia no es tanto generar ingresos sino sensibilizar a la gente para que se pueda dar valor a estos objetos que fueron trabajados con esmero, tiempo, creatividad. De ese modo ser partícipes en el cuidado del medioambiente.
Por esta razón también promueven talleres de sensibilización e impulsan varias campañas de reciclaje.
La creación de bisutería con material reciclado. La materia prima son cáscaras de naranja, papel, revistas, periódicos, semillas.
