Silveria Cutipa Pari es una mujer aymara, ingeniera química de profesión, quien con su investigación aportó para que El Alto tenga una norma ambiental. Ahora, ella lidera un negocio verde para cuidar la Madre Tierra con base en el reciclaje, por ejemplo, de aceites de cocina con los que elabora detergentes.
Ella nació en la comunidad Yauri Chambi del departamento de La Paz. Cutipa se caracteriza por ser una mujer valiente y apasionada por lo que hace. Fue ese ímpetu y también la disciplina lo que la llevaron a estudiar Química Industrial en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
Realizó una investigación que le valió su titulación como ingeniera química. Su campo de estudio fue la calidad de aire en la ciudad de El Alto, relató la ingeniera aymara a Ahora El Pueblo.
En este municipio, ella evaluó los contaminantes de dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono (O3), a través de la implementación de una red de monitoreo de calidad de aire.
Según Silveria, investigar las partículas que contaminan el aire en esta urbe mereció hacer un análisis minucioso de elementos menores y otros componentes, como la altura, que varían con relación a otras ciudades del país.
Para lograr sus objetivos, la química aymara se capacitó en Swisscontact, una fundación suiza independiente, sin fines de lucro y enfocada en la cooperación para el desarrollo.
Con esta fundación, en 2003, instaló el primer monitor automático de control de calidad del aire, en terrenos del aeropuerto de El Alto. Y bajo un convenio interinstitucional con la Alcaldía alteña, ella lideró el proyecto.
La mujer fue la encargada de este proyecto e incluso impulsó una fuerte capacitación a la población alteña sobre la contaminación, sobre todo durante la noche de San Juan, para evitar quemas.
Es que El Alto, hasta antes de 2008, no tenía una ordenanza municipal que prohíba la quema, dijo.
“Hicimos una fuerte campaña de sensibilización, porque, tras instalar el monitoreo y en un operativo de la noche de San Juan, verificamos que la contaminación solo en la avenida Bolivia era de 800 microgramos por 24 horas, cuando las normas internacionales y la OMS (Organización Mundial de la Salud) indican que una ciudad no debería pasar los 150 microgramos; entonces, estábamos ante una contaminación alarmante en El Alto”, relató.
Gracias a este esfuerzo y su investigación, entre 2002 y 2003 presentaron un informe al Concejo Municipal de El Alto para que los legisladores ediles aprueben una ordenanza municipal, en la que se prohíba la quema durante la noche de San Juan.
Su trabajo dio resultado y años después el Concejo Municipal dio luz verde a la normativa.
Debido a su esfuerzo, Cutipa llegó a ser su tesis y fue aplicada para dar solución a la contaminación en la urbe alteña.
“Tengo ese orgullo de decir que mi tesis no se quedó en una biblioteca, sino que se aplicó a la realidad y, por eso, hoy El Alto tiene su propio monitoreo que analiza partículas en la altura”, mencionó.
Variedad de productos Kolla.
EMPRENDIMIENTO
Luego de concluir su trabajo en El Alto, en 2014, Cutipa comenzó a impulsar su emprendimiento de negocio verde denominado Suma Qhana Jabones Kolla, un emprendimiento que va de la mano con el cuidado de la Madre Tierra.
Su negocio se caracteriza por acopiar y reusar aceite de cocina y convertirlo en jabón para lavar la ropa, lavavajillas, detergente en polvo y pastillas desinfectantes.
La ingeniera aseveró que un litro de aceite usado puede contaminar miles de litros de agua, y como en Bolivia no existía un emprendimiento que se ocupe de cuidar de los ríos y lagos, ella comenzó a comprar el residuo de las amas de casas y negocios de comida.
Al principio era por dinero, ahora hace un trueque, ella regala detergente a cambio del aceite usado.
El laboratorio de su negocio está en El Alto, para recibir la materia prima de las provincias, y la sede de su emprendimiento está en la zona Bajo Pampahasi de La Paz.
Cutipa afirmó que sus productos de detergentes y jabones son de alta calidad y mayor rendimiento que los importados, por lo tiene clientes fidedignos.
Ella sacó varias líneas de productos de limpieza, pero también volteó su mirada hacia productos como champús e insumos para la piel hechos con base en hierbas.
“En paralelo a la línea de detergentes, hemos hecho nacer otro emprendimiento verde de cosmética para diferentes tipos de piel y ahora estamos con champús, tónicos y cremas naturales”, resaltó.
Ella se siente satisfecha y aunque fue difícil competir con productos importados, jabones Kolla se posicionó en el mercado. Aseguró que ahora no podría dar marcha atrás, porque hay otras mujeres que la siguen, pues se convirtió en un ejemplo de vida.
“Ahora, no puedo caerme, debo levantarme como pueda, porque me llaman otras mujeres para contarme que están siguiendo mis pasos. Me dicen: ‘Silveria, gracias por ayudarnos a emprender’”, comentó entusiasmada.
Tengo el orgullo de decir que mi tesis no se quedó en una biblioteca, sino que se aplicó a la realidad y, por eso, hoy El Alto tiene su propio monitoreo que analiza partículas en la altura”.
Ahora, no puedo caerme, debo levantarme como pueda, porque me llaman otras mujeres para contarme que están siguiendo mis pasos. Me dicen: ‘Silveria, gracias por ayudarnos a emprender”.
Silveria en su laboratorio.
Silveria resalta las plantas de biodiésel que impulsa el Gobierno nacional
Silveria Cutipa, la ingeniera química aymara que elabora jabones con base en el reciclaje del aceite de cocina, ponderó el plan industrial de las plantas de biodiésel que encara el Gobierno nacional en Santa Cruz y El Alto.
“Hacía falta que el Estado se haga cargo de estos residuos que son tan contaminantes. Nos parece importante, porque con el reciclaje se va a reducir la contaminación de ríos, incluso, de la tierra con las plantas de biodiésel”, ponderó.
Cutipa aseveró que este plan es de gran impacto para el país, porque actualmente hay regiones que están impulsando el reciclaje de aceite.
AEP
