Es preocupante que representantes diplomáticos lancen acusaciones graves sin fundamento, que no solo atentan contra la soberanía de las naciones sino que amenazan la estabilidad regional.
Las declaraciones de la embajadora de Israel en Costa Rica sobre supuestas bases militares en territorio boliviano de Irán y Hezbolá son un ejemplo alarmante de esta práctica irresponsable.
Bolivia ha demostrado consistentemente su compromiso con la paz, no solo a través de declaraciones, sino mediante su marco constitucional que explícitamente prohíbe la instalación de bases militares extranjeras en su territorio.
Este compromiso no es una simple postura política, sino un mandato constitucional que refleja los valores fundamentales de la nación boliviana.
Resulta particularmente inquietante que tales acusaciones surjan en un contexto donde América Latina y el Caribe trabajan arduamente, a través de la Celac, para consolidarse como una zona de paz.
Estas declaraciones infundadas parecen diseñadas para sembrar discordia y desconfianza entre naciones hermanas, en un momento en que la unidad regional es más necesaria que nunca.
La postura de Bolivia ha sido clara y consistente: el país rechaza cualquier forma de violencia y promueve activamente la cultura de la paz. Su apoyo a la causa palestina y su llamado al cese de la violencia se alinean perfectamente con esta filosofía, respaldada por la mayoría de los Estados miembros de las Naciones Unidas.
Es fundamental que la comunidad internacional reconozca la importancia de basar las relaciones diplomáticas en el respeto mutuo y la verdad verificable.
Las acusaciones sin fundamento no solo dañan las relaciones bilaterales sino que pueden tener consecuencias devastadoras para la estabilidad regional.
La respuesta mesurada pero firme de Bolivia ante estas acusaciones demuestra una vez más su madurez diplomática y su sólido compromiso con la paz. En un mundo cada vez más polarizado, es crucial mantener los canales de diálogo abiertos y basar las relaciones internacionales en el respeto y la búsqueda conjunta de la paz.
Está claro que las irresponsables acusaciones tienen el objetivo de desviar la atención del genocidio que está llevando a cabo Israel en los territorios palestinos ocupados, las flagrantes violaciones del derecho internacional humanitario, así como los sistemáticos crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra que son el resultado de una política de terrorismo de Estado.