La inversión estatal de Bs 1.558 millones en proyectos hídricos en 2024 marca un momento trascendental en la protección del derecho humano fundamental al agua.
Esta inversión estratégica consolidada llegó a beneficiar a más de 18.483 familias en siete departamentos del país y representa mucho más que cifras en un presupuesto: resume el compromiso del gobierno del presidente Luis Arce con la vida misma.
El agua, reconocida universalmente como un derecho humano desde 2010 por las Naciones Unidas, encuentra en Bolivia una expresión concreta de este principio a través de una política pública integral.
La administración de Luis Arce ha comprendido que garantizar el acceso al agua no es solo una obligación estatal, sino la base fundamental para el desarrollo humano y la soberanía alimentaria.
Los proyectos de presas y sistemas de riego distribuidos en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Oruro, Potosí, Chuquisaca y Tarija demuestran una visión integral del desarrollo territorial.
Esta distribución geográfica asegura que el beneficio del acceso al agua alcance a comunidades históricamente postergadas, democratizando un recurso vital para la vida y la producción.
En un contexto global marcado por el cambio climático, donde la sequía se ha convertido en una amenaza constante para la seguridad alimentaria, la inversión en infraestructura hídrica adquiere un carácter estratégico.
El Ejecutivo está construyendo no solo presas y sistemas de riego, sino también, como lo ha subrayado el Primer Mandatario, resiliencia ante los desafíos climáticos que el futuro depara.
La política hídrica del Gobierno socialista trasciende la mera provisión de infraestructura.
Representa un modelo de desarrollo que pone las necesidades humanas en el centro de la planificación estatal. El agua para consumo humano, riego y uso animal se convierte así en el catalizador de un desarrollo rural sostenible y equitativo.
Mientras Bolivia avanza hacia su Bicentenario, estas inversiones en infraestructura hídrica sientan las bases para un futuro donde el acceso al agua no sea un privilegio, sino un derecho efectivamente garantizado para todos los bolivianos.
Como bien afirma el presidente Arce que "el agua es vida", esta vida fluye a través de las nuevas presas y sistemas de riego.