Bolivia avanza en su causa de reivindicar la hoja de coca. Luego de que la OMS inició un proceso de revisión de la clasificación del arbusto en su lista de estupefacientes, ahora el pleno de la Comisión de Estupefacientes de la ONU escuchó los argumentos a favor del arbusto milenario. El vicepresidente David Choquehuanca lidera las gestiones para demostrar al mundo entero que la coca no es cocaína, que tiene muchos usos y beneficios alimenticios y medicinales, además de un alto valor histórico y tradicional.
Para el gobierno del presidente Luis Arce es una causa nacional de alta prioridad el despenalizar por completo la hoja de coca y lograr que internacionalmente se reconozca su valor nutritivo y medicinal.
Hay suficientes evidencias científicas para argumentar en cualquier foro e instancia que la cocaína es un derivado con aditamentos y procesamientos químicos que alteran la composición y efectos de la coca. La vinculación directa que lleva a estigmas y restricciones es un error histórico que debe repararse.
Pero, lejos de quedarse solo en eso, el Gobierno trabaja a la par en su industrialización con dos plantas que procesarán el arbusto para darle valor agregado con numerosos productos derivados para los sectores alimenticios, farmacéuticos y cosméticos.
El vicepresidente David Choquehuanca defendió la necesidad de despenalizar la hoja de coca ante la plenaria de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas. En la cita sostenida en Viena, Austria, resaltó la importancia de esta planta ancestral con profundos significados culturales y medicinales para los pueblos andino amazónicos, además de sus probados altos valores alimenticios.
“La hoja de coca natural es como un sello seco que protege la identidad de los pueblos. La liberación significará grandes beneficios para la salud y nuevas oportunidades de industrialización y comercialización para la humanidad”, declaró ante la plenaria.
Para el Vicepresidente está claro que la decisión de la ONU en 1961 de comparar la hoja de coca con la cocaína fue un “grave error político” que derivó en la estigmatización y monopolización de su uso para fines industriales.
El Estado Plurinacional de Bolivia ya presentó documentación y demanda oficial para que la Organización Mundial de la Salud (OMS) haga un examen crítico de la clasificación de la hoja de coca como estupefaciente.