Sin duda, estas son buenas noticias para el país y la región, y está en nuestras manos el sacar el máximo provecho a este sueño que hoy se materializa, para que nuestros hijos y nietos tengan mejores días y vivan en una nueva Bolivia, la Bolivia industrializada.
El municipio potosino de Colcha K, al sur del salar de Uyuni, se constituye en el epicentro de la industrialización del litio en el país, un sueño anhelado por muchos años y que hoy es realidad gracias a la firme decisión del presidente Luis Arce de apostar por una Bolivia industrializada, con economía de base ancha para sustituir las importaciones.
El viernes pasado, Bolivia dio un paso muy importante al inaugurar su primera Planta Industrial de Carbonato de Litio, que tiene una producción inicial a grado técnico, para luego de unos meses llegar al grado batería. Pese a los inconvenientes encontrados en el camino, YLB logró reencauzar este proyecto hasta llegar a su conclusión, con una inversión de Bs 766,9 millones financiados por el Banco Central de Bolivia (BCB).
Esta es una señal clara de que el proceso industrializador ya no es solo un discurso y Bolivia entró de lleno a una etapa en la que se da valor agregado a sus recursos naturales, en este caso particular, el litio, elemento muy cotizado a nivel mundial por su empleo en diversos productos tecnológicos y en la industria de los automóviles eléctricos. En este sentido, el país tiene un panorama bastante prometedor al constituirse en la nación con las mayores reservas de este metal en el mundo, con 23 millones de toneladas acumuladas, principalmente en los salares de Potosí y Oruro.
Cabe destacar que el proceso industrializador, además, trae consigo la habilitación de fuentes laborales, el desarrollo de nuevas tecnologías competitivas a escala mundial y también abre las puertas a jóvenes profesionales que tienen la oportunidad de especializarse en el exterior a través de becas completas que puso a disposición el Gobierno para que sean los propios bolivianos quienes retornen con esos conocimientos y operen estas factorías que se constituyen en el soporte económico para las generaciones venideras.
Sin duda, estas son buenas noticias para el país y la región, y está en nuestras manos el sacar el máximo provecho a este sueño que hoy se materializa, para que nuestros hijos y nietos tengan mejores días y vivan en una nueva Bolivia, la Bolivia industrializada.