Los esfuerzos globales en la búsqueda de soluciones para financiar el desarrollo, la crisis climática y el enfrentamiento a las pandemias se escucharon en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU). La emergencia climática, el colapso de la biodiversidad y la contaminación generalizada son un problema global.
Los Estados, particularmente las potencias industrializadas, son responsables por los perjuicios ambientales que ocurren tanto dentro como fuera de sus fronteras.
En la ONU se urgió la eliminación gradual de los combustibles fósiles y el cambio a fuentes de energía renovables, la mejora de la calidad del aire, la garantía del acceso al agua potable y la protección de la biodiversidad.
Ante la acción o inacción actual, el presidente de Bolivia, Luis Arce, exigió en la Asamblea General que las potencias industrializadas asuman responsabilidades ante la crisis climática y compensen a los países del sur global.
La compensación, desde la perspectiva del Gobierno socialista, es necesaria para sostener la mitigación, la adaptación al cambio climático y los consecuentes daños y pérdidas crecientes originados por este fenómeno.
El primer paso para alcanzar ese objetivo es claro para el mandatario sudamericano: “Cumplir los compromisos pendientes sobre provisión de financiamiento, transferencia de tecnología y desarrollo de capacidades”.
La crisis climática empieza a pasar factura a los países más pobres con la escasez de agua y el incremento en la tasa de evaporación del líquido elemento dulce.
En otras partes la emergencia climática provoca incendios o inundaciones.
El problema alcanzó dimensiones explosivas y sus consecuencias son visibles en todos los puntos cardinales del planeta.
El presidente Luis Arce convocó a la Asamblea a prestar permanente atención a esta problemática y recordó, como ningún otro mandatario que asistió al foro, que el fenómeno afecta principalmente a los más pobres de los cinco continentes, y que ya empieza a afectar a sectores sociales que no se encuentran en los marcos convencionales de la pobreza.
La comunidad internacional debe tomar conciencia, como reflexionó Arce, de la importancia de la restauración de los procesos naturales para la sobrevivencia de la humanidad, con una visión alternativa anticolonial frente al capitalismo y el mercantilismo.
El Vivir Bien de Bolivia es la convivencia en armonía con la naturaleza y es lo que requiere el planeta.