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Bolivia y Paraguay abren las puertas al futuro

La decisión de extender a 24 horas, los siete días de la semana, la atención en el Recinto Multipropósito de Frontera Cañada Oruro – Infante Rivarola es vital en las relaciones comerciales y diplomáticas entre Bolivia y Paraguay.

Este paso, aparentemente modesto, representa en realidad un salto cuántico en la facilitación del comercio bilateral y regional.

La ampliación horaria no es solo una cuestión de conveniencia, es una declaración de intenciones. Refleja el compromiso de ambas naciones por derribar barreras burocráticas y temporales que históricamente han obstaculizado el flujo comercial.

En un mundo donde la eficiencia logística puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso empresarial, esta medida posiciona a Bolivia y Paraguay a la vanguardia de la integración económica sudamericana.

El Recinto Multipropósito, inaugurado apenas en abril de 2023, ya ha demostrado su valor estratégico. El crecimiento en el flujo comercial y de pasajeros, así como el aumento en las recaudaciones aduaneras, son prueba fehaciente de su importancia. Con la ampliación horaria se espera que estos números se disparen para beneficiar no solo a las grandes empresas, sino también a los pequeños y medianos emprendedores de ambos lados de la frontera.

Más allá de las cifras, esta frontera representa un eje crucial en la visión de integración continental.

Como parte de una ruta que conecta los océanos Atlántico y Pacífico, Cañada Oruro – Infante Rivarola no es solo un punto de tránsito, es un nodo vital en una red comercial de alcance hemisférico.

La diversidad de productos que cruzan esta frontera —desde gas licuado de petróleo y urea hasta alimentos y materiales de construcción— subraya su papel como arteria económica multisectorial.

La decisión de Paraguay de considerar una prueba piloto para extender también los horarios de atención a personas es igualmente loable. Esta medida, si se materializa, no solo facilitará el comercio, sino que también fortalecerá los lazos sociales y culturales entre ambas naciones.

El desafío ahora recae en los operadores de comercio exterior, tanto bolivianos como paraguayos, para capitalizar esta oportunidad.

Las autoridades han hecho su parte al proporcionar el marco operativo, y corresponde ahora al sector privado innovar, expandir y diversificar sus operaciones para aprovechar al máximo esta ventana de oportunidad.

Bolivia y Paraguay han demostrado que, con voluntad política y visión estratégica, es posible derribar barreras y construir puentes hacia un desarrollo más inclusivo y sostenible.

La Paz/AEP


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