Vencido el primer trimestre, ahora arranca la ofensiva internacional de Bolivia en procura de sacar la hoja de coca de la Lista de Estupefacientes Sometidos a Fiscalización Internacional, aprobada por la convención de Viena en 1961, que sigue vigente. “NC003 Coca (hoja de)”, señala el código con el que fue incluida en esta lista que proscribió desde entonces a la sagrada hoja.
El 14 de marzo, el vicepresidente David Choquehuanca asistió al 66 Periodo de Sesiones de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas, en Viena, Austria, y ese viaje significó el inicio de una tarea titánica que tiene a EEUU como el principal observador, pues es uno de los países que se oponen tenazmente a sacar la coca de esta lista.
En 2009 se trató el problema por primera vez en Bolivia, dos años más tarde se presentó la iniciativa a NNUU y en ese entonces fue EEUU junto con otros 17 países que se opusieron a la propuesta boliviana; entonces, Choquehuanca, que era Canciller del Estado, presentó la decisión boliviana de denunciar ante la Convención de Viena en enero de 2011.
En junio de ese mismo año, Bolivia anunció que se adheriría nuevamente a la Convención de Viena en aplicación del artículo 46 de este acuerdo internacional; de tal modo que en diciembre el Estado boliviano presentaba nuevamente su adhesión a este Pacto pero esta vez con la reserva sobre el masticado de coca, que también permite la Convención en su artículo 49, desde entonces el masticado de coca es legal en territorio boliviano y ahora la campaña es para que se despenalice totalmente la coca.
Bolivia intenta reparar el “error histórico” que se cometió en 1961 durante el segundo gobierno del liberal Víctor Paz Estenssoro, quien permitió que la hoja de coca sea incluida como estupefaciente en una lista que tiene 109 productos prohibidos en todo el mundo y son considerados como estupefacientes, junto con el cannabis o el opio.
La Convención de Viena preveía que, en 25 años a partir de la ratificación del acuerdo por parte de los Estados, estos debían aplicar las prohibiciones; en el caso boliviano, debía ser la prohibición total de la coca en todo el territorio y entraría en vigencia en 1985, pero los conflictos extendieron el plazo y tres años más tarde se promulgaba la resistida Ley 1008, curiosamente en el último gobierno de Paz Estenssoro.
Ahora el Gobierno boliviano está empeñado en sacar la hoja de coca de la lista e inició su campaña internacional de la mano del Vicepresidente, que es uno de los principales defensores del uso de la coca. Hasta el momento solo se logró la adhesión de Colombia, que es el primer productor de coca en el ámbito mundial, resta conocer la decisión de Perú, que es el segundo productor que también se vería beneficiado con una decisión internacional de despenalizar el arbusto y abrir las puertas a todo un mercado para la coca.
Los usos de la coca no solo se dan en Bolivia, los países vecinos adquirieron la misma costumbre y el masticado o la infusión son de uso corriente y la “exportación” de coca se produce generalmente al norte de Argentina, donde están los mayores consumidores de la coca en su estado natural.