Están enterrando al río, su lecho es como un panteón, de plástico su mortaja y de óxido su cajón. Una corona de trapos y unas flores de papel, le han dejado al Choqueyapu, la retama y el laurel, así comienza la canción del cantautor boliviano Luis Rico.
Y no es para menos, el Choqueyapu es sin duda el río que se nos fue y más aún cuando Nuestra Señora de La Paz tiene un alcalde como Iván Arias, que —ya es vox populi— está más preocupado en organizar bailes y espectáculos.
El Alcalde de La Paz fue denunciado, aparte de su ineficiente gestión, por el mal manejo de las aguas que utiliza el matadero de Achachicala, pues está vertiendo sus desechos al río Choqueyapu y provoca olores nauseabundos en el vecindario por el faenado de ganado.
La contaminación genera un alto foco de infección, pero este hecho no le quita el sueño y menos le preocupa a la autoridad municipal que se arriesga a recibir sanciones que van desde multas hasta acciones penales en su contra por el mal manejo de estas aguas que ponen en riesgo la salud de la población en general.
Recientemente, el Gobierno nacional denunció que el alcalde Iván Arias hace un uso deficiente del agua en el matadero de Achachicala, la cual es turbulenta y genera olores putrefactos, que además estaría desembocando en el río Choqueyapu.
La denuncia fue hecha por el viceministro de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambios Climáticos y de Gestión y Desarrollo Forestal, Magin Herrera, quien expresó su preocupación porque estas aguas contaminadas atentan contra la salud de los paceños.
Las consecuencias para la alcaldía por este mal manejo pueden ser una llamada de atención o la pérdida de la licencia o el inicio de una acción penal.
Ante este panorama, lo que debe hacer el municipio es tratar de recuperar las aguas del Choqueyapu de la categoría más baja de contaminación para elevarlo a una más limpia para que no afecte a la población ni al medioambiente.
A pocos meses de iniciar su gestión municipal, el alcalde Iván Arias hizo una inspección al matadero de Achachicala para verificar el funcionamiento de este predio que fue mejorado por su antecesor Luis Revilla con la compra de una planta de tratamiento de aguas residuales.
En esa oportunidad su compromiso fue hacer modificaciones a la fachada y las entradas, además de hacer más sostenible esta empresa, pero no hubo nada.
Los paceños y no paceños que viven en esta urbe merecen un trato justo, merecen obras, pero al alcalde esta situación poco o nada le importa y menos las aguas del Choqueyapu, un río que sin duda ya se nos fue.