El reciente ataque perpetrado en la sala de conciertos Crocus City Hall de Moscú sacudió a la comunidad internacional y nos recordó una vez más la brutalidad y el horror que el terrorismo puede infligir sobre la sociedad.
Un grupo de hombres armados, vestidos de camuflado, desató un tiroteo seguido de un incendio que cobró la vida de 137 personas y dejó a más de 180 heridas, según las cifras oficiales.
Ante este acto de barbarie es reconfortante ver cómo líderes mundiales como el presidente de Bolivia, Luis Arce, alzan su voz enérgicamente para condenar estos actos atroces.
En sus palabras, el presidente Arce destacó la necesidad de solidaridad y repudio absoluto hacia el terrorismo.
Desde el Estado Plurinacional de Bolivia se enviaron condolencias al pueblo ruso, al presidente Vladímir Putin y a las familias de las víctimas, reiterando la firme convicción de que el terrorismo debe ser rechazado por toda la comunidad internacional.
El llamado del presidente Arce es uno que debe resonar en todo el mundo. En momentos de tragedia y crisis es crucial que nos unamos en solidaridad y condenemos de manera contundente cualquier forma de violencia y terrorismo.
Es necesario recordar que el terrorismo no tiene justificación alguna y atenta contra los valores más fundamentales de la humanidad: la vida, la libertad y la dignidad de las personas.
Es cierto que el grupo yihadista Estado Islámico (ISIS) reclamó la autoría de este ataque abominable. Sin embargo, es importante no caer en simplificaciones y estigmatizaciones. La lucha contra el terrorismo debe ser una lucha colectiva, basada en el respeto al estado de derecho, los derechos humanos y los principios democráticos.
Además es imperativo que las autoridades rusas, en colaboración con la comunidad internacional, investiguen a fondo este acto de terrorismo y lleven a los responsables ante la justicia. La impunidad no puede ser una opción cuando se trata de crímenes tan atroces como este.
En estos momentos oscuros debemos mantenernos firmes en nuestra determinación de combatir el terrorismo en todas sus formas. Debemos recordar que, juntos, somos más fuertes que cualquier acto de violencia y que la unidad y la solidaridad son nuestras mejores armas contra el odio y la intolerancia.
Que el ejemplo del presidente Arce y otros líderes que condenaron este acto de terrorismo sirva como un recordatorio de que, aunque enfrentemos desafíos difíciles, nuestra capacidad para unirnos en la defensa de la paz y la justicia siempre prevalecerá.
Es hora de que la comunidad internacional se una en un frente común contra el terrorismo y demuestre que la humanidad es más fuerte que el miedo.