Una vez que el ministro de Hidrocarburos, Alejandro Gallardo, y el presidente de YPFB, Armin Dorgathen, explicaron que el mayor problema para mantener el flujo normal de combustibles en el país es la falta de dólares, es necesario detallar los cuatro principales factores desencadenantes de esta situación, sin perder de vista que, a pesar de esta problemática de fondo, el Gobierno nacional ejecuta acciones que brindan soluciones puntuales y en ningún momento hubo ni habrá desabastecimiento de diésel o gasolina.
1) Boicot político económico en la ALP: este es el eje del problema: hay más de $us 1.667 millones de financiamiento internacional frenados por angurria política. Aunque están destinados para diversos programas y obras puntuales (carreteras, desastres naturales, agua y saneamiento, etc.), representan una inyección de dólares que el TGE administra, en equilibrio con los fondos en moneda nacional, para paliar asuntos críticos como los carburantes, sin por ello, por supuesto, incumplir los compromisos con los organismos internacionales y las obras comprometidas.
2) Politización y especulación: sin pensar en el bienestar de la población, actores políticos y “analistas” aprovechan para especular en medios y redes sociales: dicen que no hay gasolina ni diésel, generan pánico y largas filas en surtidores para que la gente acumule combustibles innecesariamente. Buscan crear un escenario de conflictividad e incertidumbre para desgastar al Gobierno.
3) Inacción de agroindustriales: hace meses que el Gobierno dispuso la liberación de la importación de diésel para uso privado, y luego también para su comercialización. Hay 44 empresas habilitadas para el primer caso y cuatro para el segundo, pero nada, siguen de brazos cruzados. ¿Qué están esperando? Grandes empresarios del agro aseguraron públicamente que tenían recursos para importar diésel al precio internacional y que querían esta figura normativa, pero ahora que están dadas las condiciones no hacen nada. ¿Será que también confabulan para generar crisis?
4) Contrabando y desvío irregular: en medio de este complejo escenario, no falta gente inescrupulosa que acopia combustibles para venderlos a precios exorbitantes en fronteras o a gente con actividades irregulares: narcotráfico, minería ilegal, etc. Este acaparamiento contribuye a bajar el volumen disponible para productores y ciudadanos de a pie.
A pesar de este complejo panorama, se debe destacar que nunca hubo ni habrá desabastecimiento, sino solo mermas circunstanciales en los volúmenes, y que en todo momento un equipo del Ejecutivo, YPFB y la ANH trabajan a fondo para paliar estos efectos, mediante soluciones a corto plazo (medidas de incentivo, efectivización de la importación, etc.) y a largo plazo (reactivación de upstream e industrialización de biocombustibles).