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Descolonización de la hoja de coca

La hoja sagrada de coca, que forma parte de la cultura de los pueblos milenarios por sus cualidades alimenticias, curativas y por su significancia en rituales ancestrales, durante seis décadas fue sometida a una estigmatización por parte de operadores de la geopolítica de dominación de Occidente, que trataron de invisibilizar sus propiedades para intervenir en su cultivo natural y uso tradicional; pero ya es tiempo de tomar acciones contra esta injusticia y  reivindicar su verdadero valor.

Para este cometido, el gobierno del presidente Luis Arce emprendió una cruzada hacia su desclasificación de la lista de estupefacientes y con miras a su industrialización.

En 1961, la Convención de Viena incluyó a la hoja de coca en la lista de estupefacientes e instó a eliminar su masticado en un plazo de 25 años, es decir la condenó al exterminio. A esto le siguió la implementación de programas de erradicación, reglamentación de su uso, control del consumo y prohibiciones de su comercialización, aplicando una política de colonización en franca violación de la soberanía de los pueblos originarios.

Este flagrante atentando contra la hoja milenaria trató de criminalizar su imagen ante los ojos del mundo; no obstante, las falsedades caen por su propio peso y pese a estas seis décadas de ataque sostenido, la coca continuó brillando y es reconocida en muchos espacios por todas sus propiedades beneficiosas.

En ese marco, el vicepresidente David Choquehuanca reafirmó en días pasados la iniciativa de aplicar una estrategia para liberar a la hoja de coca de la lista de estupefacientes de la Convención de 1961, que toma tres frentes de acción: político, judicial e informativo.

En el frente político, el objetivo es poner en evidencia las falsedades sobre la hoja de coca, con miras a liberarla de su vínculo con el narcotráfico y así industrializarla y comercializarla.

El frente jurídico pone énfasis en la urgente necesidad de actualizar los textos de la normativa de la Convención de 1961 para su descolonización y construcción de principios de complementariedad y equilibrio con la convención de los pueblos originarios.

Por último, en el frente informativo, se perfila una lucha contra la desinformación y la posverdad que construyó una narrativa errada sobre la hoja milenaria y sus efectos en el organismo humano.

Sin duda, esta iniciativa que promueve el Gobierno para la despenalización de la hoja de coca toma como base un principio legítimo, el respeto a los pueblos ancestrales y su cultura. La hoja milenaria, en su estado natural, bajo ningún criterio representa un elemento nocivo para la ciudadanía, por el contrario, es necesario revalorizar sus significativas propiedades alimenticias y medicinales.


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