El Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) de los Brics se perfila más generoso con los países en desarrollo y rompe la supremacía de la divisa estadounidense y la zona europea.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quiere que el NBD ayude a los países en desarrollo a financiar sus proyectos sin las condiciones estrictas que impone el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Un banco, ha recordado Lula, existe para ayudar a salvar el país y no para ayudar a hundir el país, que es lo que hace a menudo el FMI.
El bloque de los Brics está formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y su banco rompe la hegemonía del dólar y el euro y utiliza sus monedas locales sin recurrir a terceras en sus transacciones monetarias y financieras.
Y su misión —desde que fue instituido en 2014 para financiar los proyectos de infraestructura y desarrollo sostenido tanto de los miembros del grupo como de otros países menos desarrollados— es facilitar el camino para acabar con las grandes desigualdades en el mundo.
Aunque en los últimos años la arquitectura financiera mundial ha sufrido cambios por razones políticas, sanitarias o bélicas, estos hechos crearon nuevas oportunidades para el desarrollo del banco porque la entidad multinacional recurre a los recursos nacionales de sus países accionistas.
La institución está, además, abierta a la incorporación de nuevos accionistas que comparten la agenda de desarrollo del bloque y que están dispuestos a cooperar con todas las organizaciones internacionales.
Al banco se incorporaron Bangladés y Emiratos Árabes Unidos. Uruguay fue aceptado por la junta directiva, pero actualmente el país figura como miembro potencial hasta que cumpla todos requisitos de documentación.
En la reunión del grupo en Sudáfrica, este mes de agosto se resolverá la incorporación al NBD de Arabia Saudita —cuyos activos financieros están calificados con las iniciales ‘AAA’, como los de la mayor calidad— Egipto y Zimbabwe.
La historia ha demostrado que el sistema tradicional de instituciones financieras puede derrumbarse por razones políticas, pero las primeras señales indican que eso no ocurrirá con el Nuevo Banco de Desarrollo, que se perfila con un papel determinante en las finanzas globales, porque es una alternativa al Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, los cuales han sido tradicionalmente controlados por Estados Unidos, Europa y Japón.