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El Principito en aymara

Jumatix sañäni, pusi jayp’u pachar jutäta ukhaxa, kimsa pachatpachaw kusisiñ qalltä. Qhepat horasajj jukʼamp kusisitaw jikjjatasï. Pusi maranïkasajj chuym challjjtayata ukat jan samarañjamaw jikjjatasï; ¡Kusisiñan preciop jikjjatä! Ukampis jumatï kuna horasas jutäta ukhajja, janipuniw kuna horasas chuymajar wakichtʼañ yatkäti.

Son, aquellas, hermosas palabras escritas en el ancestral aymara. Se trata de un párrafo de El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry, que cuenta la maravillosa historia de un jovencito de otro planeta que viaja a través del universo en busca de respuestas.

Aquel párrafo en aymara dice: Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón.

El Principito es un texto universal que ha conmovido, desde el siglo pasado, a niños, jóvenes y adultos de todo el mundo en virtud de sus profundas reflexiones sobre las relaciones humanas.

La obra del escritor y aviador francés se ha transcrito a más de 300 lenguas, del kaqchikel guatemalteco al Braille. Es la tercera con más traducciones en la historia, por detrás de la Biblia y el Corán.

No obstante, el aymara —lengua de los pueblos originarios de Bolivia— no estaba dentro de las 1.300 ediciones que suma El Principito desde su publicación en 1943 ni de los aproximadamente 200 millones de ejemplares que lleva vendidos en todo el mundo.

Pero esa situación ha cambiado.

La Editorial del Estado ofrece en la Feria del Libro de La Paz El Principito traducido al aymara y un código QR para acceder a un audio de la lectura de la maravillosa obra.

Esa institución del Estado Plurinacional tiene previsto, además, el lanzamiento de la obra de Antoine de Saint-Exupéry traducida al guaraní en septiembre y de la versión en quechua en octubre de este año.

Está claro que para el gobierno socialista de Luis Arce es importante incorporar, en todos los ámbitos de la vida pública, incluida la literatura, los derechos de la mayoría indígena, marginada de la vida republicana.

Ese derecho a la lectura en la lengua madre es parte del Vivir Bien.

Vivir Bien, en español; 'tamanah', en aymara; 'sumaj kausay', en quechua; y 'fiande reko' (vida armoniosa), en guaraní, son conceptos contenidos en nuestra Constitución Política del Estado.


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