Miles de hombres y mujeres de las distintas latitudes del país, marchando rumbo a un encuentro multitudinario que tomó como sede la histórica ciudad de El Alto, núcleo de luchas y reivindicaciones, para congregarse y vivir una fiesta de hermandad que tomó como premisa la unidad y la defensa del Proceso de Cambio, es la imagen que dejó el Gran Cabildo del Pueblo, celebrado el 17 de octubre.
Este panorama marca inevitablemente un contraste con lo ocurrido el 3 de octubre, fecha en que se inauguró el congreso de Lauca Ñ, marcado por una infinidad de reclamos de las organizaciones sociales ante la carencia de convocatoria orgánica y la restricción de participación a dichos sectores que deberían ser los protagonistas de ese encuentro. El resultado condijo con la forma en que se procedió y lo que se obtuvo fue un reducido encuentro de exfuncionarios con un discurso enseñado y preelaborado que tenía la finalidad de proclamar —completamente fuera de contexto— a Evo Morales como candidato del MAS para las próximas elecciones.
Esta dicotomía sobre el entendimiento de lo que es la esencia del Instrumento Político y, en consecuencia, del Proceso de Cambio, es difícil de ocultar. La figura de hermanamiento, con miles y miles de bolivianos y bolivianas exigiendo al unísono unidad, contrapuesta con otra imagen en la que un puñado de ex servidores públicos le rinden pleitesía a un hombre que solo busca saciar sus apetitos personales a como dé lugar, deja un panorama muy claro sobre dos formas muy diferentes de pensar y actuar.
El bloquear el trópico de Cochabamba para evitar la llegada de hermanos que querían ser partícipes de este encuentro no hace más que mostrar la desesperación de un grupo de personas que, claramente, acudirán a las artimañas más bajas para lograr sus cometidos. Sin embargo, como se evidenció el martes pasado, ninguna de estas acciones radicales podrá frenar la voluntad del pueblo; por el contrario, lo único que logran es remarcar el desprecio de dichos individuos hacia los sectores sociales que otrora ofrecieron hasta sus vidas para respaldar a quienes hoy les dan la espalda.
