En estos días oscuros, el mundo entero se encuentra consternado y angustiado por el implacable derramamiento de sangre en la Franja de Gaza, uno de los dos territorios palestinos que Israel lo tiene bloqueado por tierra, mar y aire.
El bombardeo del hospital Al Ahli en Gaza ha cruzado un umbral intolerable, y Bolivia, como gran parte del mundo civilizado, ha condenado enérgicamente esta acción que, sin lugar a dudas, constituye un crimen de guerra.
Centenas de vidas han sido segadas, dejando un rastro de dolor y sufrimiento que ningún ser humano debería soportar.
En el corazón de este conflicto se encuentra la lucha de un pueblo por un derecho fundamental: el de un Estado soberano.
A lo largo de los años, la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha respaldado esta aspiración palestina en numerosas ocasiones. Sin embargo, la falta de cumplimiento de acuerdos y resoluciones ha sido el caldo de cultivo para la violencia y el sufrimiento incesantes que afligen a la región.
Es imperativo que con intervención de la ONU se restaure el diálogo y se trabaje hacia una solución pacífica. Y es que la misión de las Naciones Unidas es, en última instancia, construir un mundo de paz.
Al mismo tiempo, el Consejo de Seguridad de la ONU debe intervenir para evitar que el genocidio del pueblo palestino se consume. El mundo debe alzar la voz para poner fin a esta espiral de violencia que amenaza con destruir vidas inocentes y devastar a comunidades enteras.
La comunidad internacional ha denunciado con una sola voz el ataque al hospital en Gaza como una catástrofe sin precedentes. Las imágenes de civiles, incluyendo niños, atrapados en medio del fuego cruzado, rompen el corazón y exigen una acción inmediata y un alto el fuego.
El momento ha llegado para que el mundo se una en solidaridad y busque una resolución pacífica de este conflicto. El derramamiento de sangre debe cesar, y el derecho de Palestina a un Estado soberano debe ser respetado.
Es responsabilidad colectiva trabajar incansablemente para poner fin a este sufrimiento y construir un mundo donde la paz prevalezca sobre la violencia.
