Cobardemente porque alegó, como si se tratara de su metafísica popular, que la niña "ya tenía tres parejas", sugiriendo que esta supuesta situación o su presunta falta de conocimiento sobre su edad lo absolvía de un delito tan detestable, indigno y ruin.
Un periodista mediocre cumple 90 años y decide acostarse con una niña de 14. Memoria de mis putas tristes, del nobel colombiano de literatura Gabriel García Márquez, cuenta la historia del nonagenario.
La novela de ficción fue acusada en su tiempo de ser tan perniciosa como una red de pederastas en la vida real, del delito de apología de la prostitución infantil y de corrupción de menores.
En el declive de su vida y de su memo- ria, cuenta la familia del nobel, el gran au- tor aceptó los reproches con humildad. Estaba claro que el escritor, por su gran impacto e influencia, asumía que debía ser en parte la luz y la guía moral de la sociedad.
La de Gabo y el periodista fue una his- toria inventada, pero la de Manuel Mon- roy Chazarreta, ahora alias 'El Papirri', no. El cantautor aceptó cobardemente haber abusado de una menor de edad cuando ella tenía 14 y él 40.
Cobardemente porque alegó, como si se tratara de su metafísica popular, que la niña 'ya tenía tres parejas', sugiriendo que esta supuesta situación o su presunta falta de conocimiento sobre su edad lo absolvía de un delito tan detestable, indigno y ruin.
“Uy cara, uy cara, metafísica popular” no funciona en este caso porque el Código Penal boliviano detalla que el estupro es un de- lito que se configura por “quien mediante seducción o engaño tu- viera acceso carnal con persona de uno y otro sexo mayor de 14 y menor de 18 años”.
Las redes sociales, termómetro de una sociedad indignada, no ahorraron los reproches contra Monroy Chazarreta: “Fue puesto al descubierto por su víctima, que a los catorce años, cuando el cantautor tenía ¡cuarenta!, fue abusada impunemente", "Quien ama a una muchacha en flor, no la arranca", "Cristina denuncia que fue víctima de estupro de Papirri", "Cristina, eres valiente y te expreso mi absoluta solidaridad. ¡Yo te creo, Cristina!”, “Cristina, te abrazo. Nadie, absolutamente nadie debe tocar a una niña. Nadie”, “Un relato que desgarra el alma, valiente Cristina”, “¡Qué rabia! Un Papirri acosador y depredador. ¡Que se sepa!”.
El presidente Luis Arce, en octubre pasado, en medio del es- cándalo que envuelve a Evo Morales en un caso de estupro, afirmó que a las ni- ñas y a los niños “no se toca” y compro- metió esfuerzos de su administración para el cuidado de los menores. Es, en ese contexto moral y ético, que el Ministerio de Culturas desvin- culó a 'El Papirri' de su cargo como consejero de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia. Culturas,además,en la dirección correcta, pidió al Ministerio Público investigar la denuncia en el marco de la normativa legal. El Ejecutivo se sumó a las muestras de solidaridad expresadas en favor de Cristina, la víctima, y rechazó toda forma de violencia contra las niñas y mujeres.
Evo Morales, como ya se estableció, es un “depredador sexual” de menores. Como presidente embarazó a una niña, y la niña dio a luz a una niña. Pero el dirigente cocalero huye de la justicia y amenaza con guerra civil para encubrir sus delitos, instruye bloqueo de cami- nos y se esconde en una zona roja del narcotráfico para evitar ren- dir cuentas de sus actos.
Está claro, sin embargo, que la sociedad está harta y ya no tolera los abusos contra las niñas ni la impunidad de quienes los cometen.