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Encaminada la desclasificación de la coca como estupefaciente

Los pueblos indígenas de Bolivia usan la hoja de coca para aliviar el hambre y la sed, para vencer el sueño y los efectos de la altura, para medir el tiempo y la distancia, para ablandar las vetas minerales y hasta para adivinar el futuro.

La Erythroxylum coca, como se la conoce por su nombre científico, es, desde hace siglos, parte de la vida de los pueblos originarios de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, el norte de Argentina y Chile.

El uso de la hoja de coca en el mundo andino tiene una tradición de cientos de años. Históricamente se debe a que los nativos indígenas adoraban la hoja por sus propiedades curativas y estimulantes.

Como mandato de la Constitución Política del Estado, Bolivia protege su arbusto ancestral como patrimonio cultural, recurso natural renovable de la biodiversidad y factor de cohesión social.

“En su estado natural no es estupefaciente”, aclara el contrato social de los bolivianos en una contundente respuesta a la posición de la Convención Única de 1961, que la incluyó en la Lista 1 de estupefacientes.

En la Cumbre Iberoamericana de marzo de este año, el presidente Luis Arce calificó de “error histórico” la estigmatización de la hoja de coca en esa lista y anunció en el gigantesco foro una campaña ante organismos internacionales para retirarla de la Lista de estupefacientes.

Desde entonces, la Vicepresidencia y el Ministerio de Relaciones Exteriores activaron gestiones al más alto nivel mundial con la finalidad de “reparar el error histórico” y lograr el retiro de la coca de la Lista de estupefacientes.

Las gestiones lograron el apoyo inmediato de países latinoamericanos y algunos de Europa, que anunciaron que retirarán su objeción a la reserva que efectuó Bolivia en su readhesión a la Convención de Estupefacientes de 1961.

Hay todavía un largo camino por recorrer, pero está correctamente canalizada la desclasificación internacional definitiva de la hoja como estupefaciente.

Bolivia es soberana en permitir en su territorio la masticación tradicional de la hoja, su consumo y uso en su estado natural para fines culturales y medicinales. Y con la futura despenalización se abrirá la posibilidad de exportar el arbusto con valor agregado.

En Sacaba está en marcha la construcción de una planta industrializadora de la hoja de coca, donde se prevé una producción variada, desde infusiones hasta medicamentos.


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