La construcción del Estado Plurinacional va más allá de connotaciones meramente teóricas y su conquista no puede atribuirse solamente a un puñado de personas; la refundación de Bolivia como un Estado Plurinacional es el resultado de una acumulación histórica, de una serie de luchas y reivindicaciones que acontecieron a lo largo de los últimos dos siglos y que dieron como resultado una Patria en la que ya no existen hombres y mujeres de primera y segunda categoría, por el contrario, hoy los pueblos y naciones conviven en un mismo territorio y son reconocidos como iguales.
Estas premisas fueron planteadas por el presidente Luis Arce en su discurso alusivo al 6 de agosto, fecha en que Bolivia celebró 198 años de independencia. La alocución, además de enfatizar los desafíos que tiene el país rumbo al Bicentenario, como la industrialización con sustitución de importaciones que es uno de los pilares y sello de este Gobierno, estuvo marcada por un fuerte mensaje de unidad y un llamado al reconocimiento de los sectores sociales como herederos del espíritu revolucionario y artífices del Proceso de Cambio.
Como bien lo decía el Jefe de Estado, la paternidad de este Proceso de Cambio es de todos y todas quienes lucharon contra el imperialismo, el capitalismo y cualquier forma de explotación neocolonial. Muchos ofrendaron su vida por la defensa de los recursos naturales y por la soberanía del país. Es a ellos a quienes les corresponde ser honrados por haber refundado la Patria.
Es así que, cuando el Primer Mandatario habla de volver al “origen de nuestro proceso”, hace referencia a recordar la lucha de los pueblos indígenas originarios contra el colonialismo y de la clase obrera contra la explotación capitalista. Volver al origen significa despojarse de intereses electorales y pensar en la unidad para lograr un objetivo mayor, el dar continuidad a la Revolución Democrática y Cultural.