En un retrato demoledor que trasciende la mera biografía política, el periodista argentino Martín Sivak, autor de Jefazo y ahora de Vértigos de lo inesperado, nos presenta una inquietante radiografía de Evo Morales que adquiere dimensiones perturbadoras a la luz de las recientes acusaciones que enfrenta el expresidente boliviano.
La descripción que hace Sivak de un Morales obsesionado con la juventud eterna, aferrado a rutinas como sus 2.000 abdominales diarias y su negación casi patológica del paso del tiempo, cobra un significado más oscuro cuando se une con las graves denuncias de estupro y trata de personas que hoy lo acechan.
"Estoy igual, no tengo canas", insiste Morales mientras muestra una foto de 1995, en una escena que Sivak relata con la precisión de quien ha sido testigo privilegiado durante tres décadas.
Esta negación de la realidad, este anhelo de juventud perpetua, se manifiesta también en comportamientos que el biógrafo describe como "algo de Peter Pan", una referencia que hoy resulta perturbadora.
El síndrome de Peter Pan, término que describe a adultos que mantienen comportamientos infantiles en exceso, se revela en el dirigente cocalero a través de actitudes que podrían parecer meramente anecdóticas: su obsesión por llevar la cuenta de las partidas de ajedrez ganadas, su competitividad infantil, su necesidad de manipular los números para minimizar las victorias ajenas.
Sin embargo, estas conductas cobran un cariz más sombrío cuando Sivak, su biógrafo y cercano observador durante su exilio en Argentina, sentencia que las explicaciones de Morales ante las acusaciones de abuso de menores "no alcanzan".
La intimidad absoluta que Sivak logró con Morales, plasmada en las páginas de Vértigos de lo inesperado, nos permite ver más allá de la figura política.
El retrato que emerge es el de un hombre que no solo se niega a envejecer físicamente, sino que parece resistirse a asumir la madurez emocional y moral que su posición como líder político demanda.
El autor, consciente de que probablemente "pasará a engrosar la lista de enemigos" del expresidente, no escatima en revelar las contradicciones y oscuridades de quien fuera su objeto de estudio durante años.
La transformación de Evo Morales, desde un líder con visión de futuro, hasta convertirse en una figura atrapada en sus propias obsesiones y negaciones, es narrada con la precisión de un testigo privilegiado.
Lo que hace unos años podría haberse interpretado como meras excentricidades —sus rutinas obsesivas, su competitividad infantil, su negación del tiempo— hoy se presenta como un patrón de conducta que merece un escrutinio más profundo.
Cuando Sivak afirma que las explicaciones de Morales "no alcanzan" ante las graves acusaciones que enfrenta, no solo está ejerciendo su juicio como periodista, sino también como alguien que ha observado de cerca las contradicciones y oscuridades del expresidente.
El retrato que emerge de Vértigos de lo inesperado es el de un hombre atrapado en una juventud imaginaria, un Peter Pan político cuya negación de la realidad y del paso del tiempo podría ser el menor de sus problemas.
Las revelaciones de Sivak, basadas en años de observación cercana, sugieren que detrás de las excentricidades y manías infantiles de Evo podría ocultarse algo más perturbador: un patrón de conducta que hoy, a la luz de las graves acusaciones que enfrenta, adquiere dimensiones inquietantes que trascienden lo meramente anecdótico.