Evo Morales, en su condición de exmandatario, que respeta las leyes y la Constitución, tiene la responsabilidad legal de respaldar con pruebas que acrediten los hechos que denuncia. Si no lo hace, sus dichos se convierten simplemente en meros chismes de cocina.
El chisme, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, es un “comentario con que generalmente se pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de alguna”.
El dirigente cocalero "murmura" sobre narcotráfico, atentados contra su vida, corrupción, acusa a funcionarios públicos y un largo, repetitivo y aburrido etcétera, y nunca demuestra a la opinión pública o hace patente la veracidad de lo que dice con denuncias ante las instituciones que por ley corresponde.
Y cuando alguien se defiende y anuncia una demanda por difamación, se victimiza.
La última acción verbal desacertada, equivocada, manipuladora del dirigente fue la acusación, otra vez sin pruebas, de vincular al Ejecutivo con los incidentes del congreso campesino en la ciudad de El Alto.
Pero el gobierno socialista de Luis Arce se hartó de la infamia y desmintió “categóricamente” la débil y floja acusación.
El Gobierno nacional ha dado pruebas al país de que respeta las organizaciones sociales que son, en definitiva, dueñas del Instrumento Político.
Y la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), histórica en las luchas democráticas, es sin duda alguna un pilar fundamental y dueña del Instrumento y que, a pesar de afanes divisionistas de quienes no quieren ningún congreso democrático en El Alto, ha elegido, de manera orgánica y democrática, a su nuevo secretariado ejecutivo.
Sugerir que los nuevos dirigentes campesinos fueron elegidos desde el Ejecutivo es inaceptable porque el Jefe de Estado ha dado muestras amplias de su profundo respeto a la vida orgánica de las organizaciones sociales.
Está claro también que quienes no respetan la democracia fueron quienes intentaron violentar los estatutos de la CSUTCB.
Ellos fueron, además, los responsables de haber ejecutado un atentado criminal contra la seguridad, vida e integridad de quienes asistieron al coliseo Héroes de Octubre para elegir a su nueva dirigencia.
