Encuéntranos en:
Búsqueda:

Justicia social rezagada

Hoy, en el mundo, 191 millones de personas se encuentran sin trabajo: uno de cada cinco jóvenes carece de empleo pese a estar capacitados y ser competentes para las actividades.

A esta situación se le suma que 214 millones de trabajadores y trabajadoras ganan menos que el umbral de la pobreza, es decir que pese a trabajar no pueden cubrir sus necesidades básicas de vida.

En la Cumbre sobre el Mundo del Trabajo, como parte de la 111ª conferencia anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se han difundido las preocupantes cifras.

Los gobiernos, los empleadores y los trabajadores —las tres bases sobre las que descansa el gobierno de la OIT— deben promover la justicia social para revertir la difícil situación mundial.

La justicia social, en términos de igualdad de oportunidades, es, supuestamente, la fuerza motriz que dirige al mundo hacia un futuro más equitativo y sostenible.

Es una declaración de intenciones llamativa, pero pretensiosa frente a la realidad de los números.

Con claridad, Bolivia advirtió en el foro, que se desarrolló en Ginebra, Suiza, de que no existirá justicia social en tanto exista desigualdad entre seres humanos y se continúe con la destrucción de la Madre Tierra.

Ese ideal no se alcanzará, tampoco, mientras exista la discriminación, la desigualdad económica, menosprecio cultural, agresiones unilaterales como los bloqueos económicos y vulneración a los derechos humanos.

Los problemas a los que se enfrenta la justicia social en el mundo tienen que ver con la acumulación de la riqueza en manos de unos pocos, las muertes y los accidentes laborales, o el desempleo.

Es una incertidumbre, además, el papel de los jóvenes en el ecosistema laboral del futuro porque la desigualdad creciente los empuja a menudo a migrar.

Con la rapidez con la que se están desarrollando los cambios tecnológicos en el mundo del trabajo, marcada por avances como la inteligencia artificial, no será posible encarar los nuevos desafíos sin que se desarrollen nuevas habilidades de las que carecen gran parte de las naciones.

El estado de la justicia social actual, piedra angular de la recuperación mundial, debería avergonzar al mundo.

Pero Bolivia, con la presencia de la ministra Verónica Navia en el encuentro, marca la hoja de ruta a seguir: “Desestructurar las relaciones de poder y buscar las medidas protectoras para que los sectores en situaciones de vulnerabilidad puedan dialogar en condiciones equiparables”.


Imprimir   Correo electrónico

Ahora El Pueblo logo

Búsqueda