Con el tercer encuentro interinstitucional multipartidario denominado Cumbre por la Democracia, se reafirmó una premisa muy importante promovida desde el día en que el presidente Luis Arce asumió: que cuando el país y los bolivianos se enfrentan a momentos cruciales, es necesario dejar de lado las aspiraciones sectoriales, las ideologías y pugnas, para trabajar de manera conjunta. Así ocurrió con la emergencia del Covid-19, con el censo y con diferentes problemáticas, y esta profunda vocación democrática, consolidada en el Ejecutivo, trasciende a los órganos del Estado.
Encabezada por la directiva y los vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE), la cita se cumplió para dar continuidad a los preacuerdos alcanzados en las primeras dos versiones y ajustar las piezas para tener listo el panorama de cara a las elecciones generales del 17 de agosto.
Más allá de los pedidos y sugerencias puntuales de diferentes actores políticos, precandidatos o jefes de partidos, hay cuatro ejes temáticos de primer orden planteados por el Órgano Electoral Plurinacional (OEP), que de ahora en adelante deben guiar la agenda conjunta, de manera paralela, pero por encima de las actividades proselitistas: el marco normativo para los comicios, la consolidación de un padrón electoral transparente, las certezas de cara a la transmisión rápida de resultados, y la seguridad en torno al prepuesto que el Ejecutivo ya garantizó.
Iniciativas como esta del OEP demuestran que cundió positivamente el ejemplo de desprendimiento y apertura al consenso propugnado por el Presidente. Hay diferencias enormes e irreconciliables entre el Gobierno, el MAS-IPSP y la derecha, pero en este escenario prima más la urgente necesidad de todos los bolivianos de encaminar un proceso electoral limpio y transparente.
Ya en julio de 2024 en el primer encuentro se suscribió un documento de 12 puntos, entre los que destacan el acuerdo de suspender las elecciones primarias al interior de los partidos, para priorizar las elecciones judiciales, que se efectuaron en diciembre. También en esa ocasión el TSE garantizó transparencia en la consolidación del padrón electoral biométrico, además de asegurar la participación efectiva de las organizaciones políticas en las fases de empadronamiento, actualización del padrón y consolidación de datos. Además se anunció la implementación, de forma progresiva, de un sistema de difusión de resultados preliminares en los futuros procesos electorales.
Con este ejemplo, la sociedad boliviana debería esperar que este ejercicio que ahora sirvió para configurar el cuadro democrático electoral se traslade a temáticas tan o más esenciales como los proyectos económicos clave: la industrialización del litio, la aprobación de leyes financiales que podrían inyectar más de $us 1.600 millones a la economía nacional, o la aceleración de normas imprescindibles como la nueva Ley de Hidrocarburos. Sería de esperar, pero, lastimosamente, la apertura y madurez política —sobre todo en la derecha y los radicales evistas— solo llega hasta donde su cálculo político les permite.