Después de más de 60 años postergado, el proyecto del Mutún retomó fuerza y se hizo realidad con el gobierno del presidente Luis Arce. El complejo siderúrgico para la explotación del yacimiento de hierro y manganeso del cerro asentado en el municipio de Puerto Suárez, en la provincia Germán Busch de Santa Cruz, comenzó sus operaciones, un hito histórico con el cual Bolivia ingresa a la era de la industria de este recurso, un paso más para afianzar la política de industrialización con sustitución de importaciones.
Fue Arce quien reactivó la obra en junio de 2021, que había sufrido en 2020 otro revés en la gestión inconstitucional de Jeanine Añez. Ayer, el mandatario dijo que el gigante cruceño del Mutún despertó para beneficiar a toda la nación y ratificar que el Estado es el actor clave de la economía. “No es cuento la industrialización, es realidad, estamos mostrando que sí se puede industrializar el país, que eso depende de la decisión política de un gobierno decidido a producir y construir una economía sólida y diversificada”.
Los números del proyecto son más que alentadores. Emplazado en una superficie de 42 hectáreas, el complejo siderúrgico —cuya edificación contó con una inversión de $us 546 millones y permitió crear 1.400 empleos directos y 3.500 indirectos— acoge a siete plantas: de concentración, de peletización, de reducción directa del hierro, de acería, de laminación, de la central eléctrica y la de plantas auxiliares. Todas serán operadas por jóvenes profesionales bolivianos que fueron capacitados tanto en el país como en China.
Se proyecta una producción de 200.000 toneladas anuales de barras corrugadas para la construcción y alambrón, con las cuales se cubrirá el 50% de la demanda interna que alcanza a 400.000 toneladas importadas cada año; eso sí, la capacidad de la planta de concentración llega a 820.000 toneladas de mineral de hierro. Esta producción inicial generará al menos $us 172 millones de ingresos anuales, con utilidades netas de $us 73 millones y la generación de 700 fuentes laborales directas y más de 2.000 indirectas.
Es un paso gigantesco en la apuesta de Arce por la industrialización, para un desarrollo económico con la generación de valor agregado y el reemplazo de un abanico de bienes importados, léase combustibles, insumos y alimentos. Para este Año del Bicentenario, el Plan Estratégico Nacional del Bicentenario tiene las llamadas “obras de impacto con el Sello del Bicentenario”, con más de 170 plantas industriales en las áreas de minería, hidrocarburos y manufactura, donde el complejo del Mutún es una de las obras estrella.
No solo serán ingresos para el país, sino que el efecto multiplicador en Puerto Suárez y Santa Cruz se traducirá en infraestructura, diversificación económica, desarrollo de capacidad técnica y profesionales en la fuerza laboral local, inversiones en salud y educación... Así, Bolivia entra de lleno a la era de la siderurgia para que el Mutún se convierta en el eje industrial más importante. Y el gigante seguirá creciendo, ya que Arce anunció la segunda etapa del proyecto para duplicar la producción de hierro.