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Industrialización del más alto nivel

Esto refeja que el plan de industrialización que encara la administración de Luis Arce es de gran escala y, evidentemente, con resultados ya tangibles, refejados en las plantas industriales que ya fueron inauguradas.

El proceso industrializador que viene ejecutando el gobierno del presidente Luis Arce, a través de la construcción de más de 150 plantas a lo largo y ancho del territorio nacional, se constituye en un hoech sin precedentes y de alta complejidad, toda vez que el objetivo no solo es lograr la tan anhelada industrialización, sino también que esta sea de fase avanzada y con los más altos estándares para brindar un mayor valor agregado a la producción primaria.

La industrialización de fase avanzada es un punto en el que vale la pena hacer hincapié. El ministro de Desarrollo Productivo, Néstor Huanca, fue claro en la explicación que brindó sobre los alcances y puso como ejemplo lo que sucede en el caso de una caña de azúcar. En un proceso de industrialización básico, de este producto se obtendría chancaca; un proceso de industrialización media abarcaría la fabricación de azúcar cruda y refinada; pero si ya se habla de una industrialización avanzada, que es a lo que apunta el Gobierno nacional, se estaría hablando de la elaboración de alcohol anhidro de primera generación.

Esto refleja que el plan de industrialización que encara la administración de Luis Arce es de gran escala y, evidentemente, con resultados ya tangibles, reflejados en las plantas industriales que ya fueron inauguradas, como la de fertilizantes NPK, en Cochabamba; la de carbonato de litio, en Uyuni; o la de cemento, en Potosí, por nombrar algunas, entre otras que están programadas para entrar en funcionamiento esta gestión, que es denominada como el “año de la cosecha”.

En ese marco, no son admisibles aquellas destinadas aseveraciones sobre un supuesto fracaso del proceso de industrialización, cuando la actual administración de gobierno, además de inyectar recursos y establecer políticas para que este sueño se materialice con estándares del más alto nivel, también se ve en la necesidad de rencausar y corregir errores cometidos en gestiones pasadas.

Lo cierto es que la industrialización en el país es una realidad y Bolivia avanza firme hacia la sustitución de importaciones, con una economía de base ancha, para asegurar el bienestar de las futuras generaciones.


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