Bolivia nacionalizó sus hidrocarburos en tres momentos de su historia. Fue el primer país de América en tomar esa decisión. En 1937 lo hizo con la Standard Oil Company, y en 1969 con la Bolivian Gulf Oil Company. En 2006 se llevó adelante la tercera nacionalización del gas y petróleo, y la medida se inscribió en la histórica lucha de los movimientos sociales y pueblos indígenas por reconquistar las riquezas naturales como base fundamental para recuperar la soberanía.
Con la nacionalización de los hidrocarburos no sólo se dejó atrás una vieja estructura neoliberal entreguista de los recursos naturales, sino también se inició la planificación estratégica del Estado.
Con la nacionalización de 2006 se revirtió la decisión del primer gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997) que había puesto en manos de empresas transnacionales los recursos naturales para expoliarlos en beneficio propio.
Se había hablado entonces de un proceso de capitalización de empresas estatales en los campos de los hidrocarburos, telecomunicaciones, electricidad, transportes aéreos y ferroviarios para darles un mayor impulso, cuando en los hechos no fue nada más que una privatización.
Y es que antes de la nacionalización hidrocarburífera los grandes yacimientos de gas y petróleo estaban en manos de países como Brasil, España y Francia, a través de sus empresas Petrobras, Repsol y Total, respectivamente, a la vez que los ductos pertenecían a compañías inglesas.
Esas transnacionales dejaron para Bolivia apenas el 18 por ciento de las ganancias obtenidas por la explotación de los hidrocarburos, llevándose el 82 por ciento, condenando, además, a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos a ser una empresa residual.
Luego de la nacionalización se diseñaban, inmediatamente, acciones complementarias para la reestructuración del sector energético.
La nacionalización permitió que la inversión pública pasara de 556 millones de dólares, en 2005, a 8.000 millones de dólares, en 2019, un 90 por ciento proveniente del Estado.
La recuperación de las empresas estatales, la nacionalización de los hidrocarburos y la convocatoria a la Asamblea Constituyente que trajo consigo una nueva Constitución Política del Estado y la anhelada refundación del país son rasgos inconfundibles del Estado Plurinacional.
Y la nacionalización de los recursos naturales es sinónimo de liberación económica.
