El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha advertido de que al menos 24 millones de personas podrían caer en una situación de hambre de emergencia en los próximos 12 meses.
Esta organización de las Naciones Unidas se está viendo obligada a ejecutar drásticos recortes en la mayoría de sus operaciones a medida que la financiación cae en picada.
El nuevo cálculo del PMA concluye que cada recorte del 1 % en su asistencia alimentaria significa que 400.000 personas pasarán de la crisis al hambre.
Esto dejaría a las personas al borde del abismo, obligadas a tomar medidas desesperadas para sobrevivir y en riesgo de morir de desnutrición.
Si la situación económica se agudiza, el PMA se verá obligado a centrarse en salvar las vidas de personas que se enfrentan a la hambruna a expensas de las personas que pasan hambre.
Ya se han aplicado reducciones masivas en casi la mitad de las operaciones del Programa Mundial de Alimentos, incluidos recortes significativos en zonas críticas como Afganistán, Bangladesh, la República Democrática del Congo, Haití, Jordania, Palestina, Sudán del Sur, Somalia y Siria.
El efecto dominó de estos recortes en la ayuda que salva vidas hará que los niveles de emergencia de hambre se disparen aún más, creando más emergencias humanitarias en el futuro.
El organismo, que fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2020, sufre por primera vez en la historia el recorte de las contribuciones, mientras que las necesidades aumentan de forma constante.
Sin el apoyo necesario para evitar más catástrofes, habría más hambre en el futuro.
Está claro que, con la hambruna en niveles récord, los gobiernos deberían incrementar su asistencia en lugar de reducirla.
PMA advirtió de que, si la tendencia continúa, se iniciará un “ciclo fatal” en el que “el PMA se ve obligado a salvar sólo a los que se mueren de hambre, a costa de los hambrientos”, indicó el comunicado.
En el mundo, más de 34 millones de personas ya experimentan hambre aguda en grado de emergencia, lo que significa que están a un paso de la inanición.
La magnitud del sufrimiento es alarmante. Corresponde a los líderes del mundo actuar con rapidez para salvar vidas, salvaguardar los medios de vida y evitar una situación peor.
Los mayores donantes del programa, que son Estados Unidos, Canadá y otros, están reduciendo los recursos que aportan tanto para ayuda humanitaria como para ayuda para el desarrollo.