El ilegal congreso del “líder de los humildes” ha dejado varias lecciones al país. Ilegal porque la Sala Constitucional del Tribunal de Justicia de Santa Cruz ordenó paralizar el desarrollo en Lauca Ñ del Décimo Congreso del Movimiento Al Socialismo (MAS).
El evento, que fue convocado por el expresidente Evo Morales al margen de las organizaciones base que conforman la tienda política, ignoró el fallo y decidió concluir con su congreso para alcanzar dos objetivos centrales que ya los había anticipado: designar al “líder de los humildes”, como se identifica Morales en las redes sociales, como candidato a las elecciones de 2025, y expulsar a dos antiguos miembros del MAS que ocupan por la sigla las primeras magistraturas del país.
El “líder de los humildes” es lo que quería y casi lo consiguió, pero la Sala Constitucional del Tribunal de Justicia de Santa Cruz le ahogó legalmente la fiesta.
El evento de unos pocos en Lauca Ñ, precisamente donde renunció al cargo en 2019, pintó de cuerpo entero al “líder de los humildes”:
La reunión política ha sido una suerte de oda al dirigente cocalero: “Evo Morales, presidente del MAS-IPSP”, “Evo Morales, candidato único”, “cuidar a Evo Morales”.
No importa el país, sólo importa el “líder de los humildes” porque en el congreso no estuvieron las bases del MAS.
Fue una reunión de exministros y exfuncionarios de sus 14 años de gestión que ratificó lo que Morales anunció una semana antes desde la radio cocalera del trópico de Cochabamba: sería el candidato del Bicentenario.
Entonces, no fue sorpresa esa “candidatura”.
Todo estaba digitado en Lauca Ñ, pero había que montar un espectáculo de supuesto matiz democrático.
El congreso de Evo desplegó, según la propia organización, a cinco mil policías sindicales en Lauca Ñ para garantizar la seguridad de poco menos de dos centenares de presuntos delegados afines al dirigente cocalero.
Las organizaciones fundacionales del Movimiento Al Socialismo fueron marginadas del evento en el trópico de Cochabamba, pero anticiparon que el 17 de octubre en un gran cabildo que convocaron en la ciudad de El Alto hablarán a
Bolivia y al mundo de forma democrática, libre y soberana.
Morales, ajeno a la democracia interna, digitó también la expulsión —matizada con el eufemismo de “autoexpulsión”— nada menos que del presidente del Estado, Luis Arce, y del vicepresidente David Choquehuanca, que dirigen los destinos del país con el 55,11% del apoyo del pueblo boliviano.
¿Se expulsó también a ese 55,11%?
El congreso ilegal de Evo intentó así, con inaudita torpeza, eliminar los derechos políticos de esos dos ciudadanos.
