El anuncio del presidente Luis Arce de 10 medidas de acción inmediata para paliar la compleja coyuntura es una muestra más de que el Gobierno nacional trabaja de manera sistemática y planificada: atiende lo urgente, con decisiones y disposiciones de aplicación y resultados inmediatos, pero, a la vez, no deja de impulsar políticas de Estado de largo aliento enfocadas a soluciones estructurales de fondo.
En cuanto a las medidas de corto plazo, ahora se destacan los referidos 10 anuncios de carácter temporal: incremento de 50% a 80% en el cupo de combustibles; tres estrategias de la ANH para mejorar el flujo: aplicación informativa, surtidores clave con suministro especial y reparto exclusivo a sectores productivos y de emergencias; el refuerzo del control en fronteras; la habilitación de horario continuo y trabajo y educación a distancia y la ampliación de horarios de atención del teleférico en La Paz.
Esto se da en un momento en el que el país enfrenta un difícil panorama signado por mermas en el suministro de combustibles y por la iliquidez de dólares, problema este último que, en los hechos, es detonante del primero. La causa general, empero, como ya es de dominio público, es de larga data y estructural: en gran parte en los gobiernos de Evo Morales no se cuidó la nacionalización de los hidrocarburos, no hubo inversiones —cuando el TGE aún tenía alta capacidad— en exploración y las reservas bajaron de manera drástica, disminuyendo así la mayor fuente de ingresos por exportación.
A dilemas de fondo, soluciones de fondo. Desde el inicio de su gestión, el presidente Arce instruyó al Ministerio de Hidrocarburos y a YPFB que prioricen dos políticas cruciales: la reactivación del upstream (inversiones, exploración y explotación) y la industrialización de biocombustibles para dejar de erogar cuantiosas sumas en la importación y subvención de combustibles fósiles. Ambas medidas están en marcha: se descubrió el campo Mayaya, que tiene enormes reservas probadas, y ya está casi lista la segunda de tres plantas de biodiésel. En ambos casos, aunque sus resultados reales tardarán aún en hacerse patentes, están asegurados.
Mientras tanto, es responsabilidad del Gobierno atender lo inmediato, poner soluciones a los imponderables que los bolivianos enfrentan en el día a día. A eso precisamente apuntan las 10 medidas lanzadas el miércoles, que se resumen en tres ejes: reducir el consumo excesivo de combustibles, efectivizar su flujo a sectores estratégicos (producción de alimentos y de productos exportables de alto valor, como minerales) y reducir el impacto de la escasez en la población (horario continuo laboral, y trabajo y educación virtuales).
Las decisiones y acciones del Ejecutivo, generalmente realizadas en trabajo conjunto y consenso con los sectores laborales, productivos, movimientos sociales y representantes del Pacto de Unidad, son siempre debidamente anunciadas y explicadas a la opinión pública, pero lamentablemente la guerra sucia y politización de la derecha y de los radicales evistas —amplificadas por periodistas y analistas funcionales en medios y redes sociales— a veces entorpecen su real dimensión.