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Veto evista a Andrónico

El factor de la tensión en el evismo tiene otro nombre y apellido: Andrónico Rodríguez, quien fue vetado para ser candidato presidencial de cualquier partido con miras a las elecciones del 17 agosto, supuestamente, ante el respaldo que recibió de varios sectores para asumir esta bandera. La falta de democracia en el evismo es extrema y tiene nombre y apellido: Evo Morales.

La Coordinadora de las Seis Fede- raciones del Trópico de Cochabamba, que opera bajo la dictadura sindical de Morales, ordenó que Andrónico no puede hacerle sombra al jefe de los co- caleros del Chapare y fue prohibido de aspirar a la silla presidencial “por ningún partido político”, ya que ello está solo permitido para el expresidente que insiste en una postulación impedida por la Constitución y un fallo del Tribunal Constitucional, y con un partido irregular con un pie fuera de los comicios: Frente Para la Victoria (FPV).

No solo en el trópico, sino en otras regiones del país, grupos evistas se han expresado a favor de una candidatura de Andrónico, conscientes de que Morales quiere ir en contra de la Carta Magna, aunque él y sus seguidores no ceden y apuntan a desestabilizar al Gobierno para allanar con protestas que dejaron miles de millones de dólares en pérdidas para la economía en 2024 y con el bloqueo a créditos por $us 1.667 millones, que se tradujo en la falta de dólares y la actual escasez de carburantes.

La división en el evismo tiene explicación: la angurria de poder de Morales que genera hartazgo en sus bases, la que se expresa en su bloqueo a nuevos cuadros políticos; la dictadura sindical que aplica al igual que en el Movimiento Al Socialismo (MAS), antes de que la sigla retorne a manos de las organizaciones sociales tras casi 30 años; el culto a su personalidad que promueve, así como sus delirios de grandeza y su desacato de la Justicia por creerse con el privilegio de no ren- dir cuentas por los procesos en su contra.

Andrónico ha mostrado tibieza para cortar el cordón umbilical con su mentor y apela al silencio, más allá de sus lacónicos “no recibo órdenes de Evo”, “no soy títere de nadie” o “no soy candidato de nadie”. Y como evidencia del giro a la derecha del evismo, están su charla con el millonario ultraderechista Marcelo Claure o su participación en un foro en Santa Cruz, donde planteó, sin rubor, el fracaso del modelo económico del MAS, así como lo hicieron los precandidatos neoliberales que asistieron al encuentro en febrero.

El evismo está partido y bajo tensión al igual que la vieja derecha, donde el caudillismo, los egos y los intereses personales se hallan también por delante  de cualquier posible alianza. La vocación antidemocrática de Morales va por esa línea, no hay delfín como Andrónico que valga para poder cambiarla, no hay oídos para escuchar lo que las bases demandan o aconsejan. El veto al presidente del Senado, para atarlo de manos ante una eventual postulación, es otra muestra de que para el evismo no hay afán de renovación.

AEP


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