La masacre de Sacaba no fue un incidente aislado, ya que días después se repetiría la tragedia en Senkata, donde otras 10 vidas fueron perdidas.
Se cumplen cuatro años de las masacres de Sacaba y Senkata. Estos actos de violencia, perpetrados durante una operación militar-policial bajo el mandato de Jeanine Añez, son un recordatorio doloroso de los desafíos que enfrenta la democracia cuando los derechos fundamentales son violados.
El presidente Luis Arce, en un acto de respeto y memoria, rindió homenaje a los mártires de Sacaba, destacando que la historia no absolverá a aquellos que negocien con la lucha del pueblo.
Este llamado a la responsabilidad y a la rendición de cuentas es fundamental para garantizar que episodios tan trágicos no se repitan y que aquellos que hayan violado los derechos humanos sean llevados ante la justicia.
La masacre de Sacaba no fue un incidente aislado, ya que días después se repetiría la tragedia en Senkata, donde otras 10 vidas fueron perdidas. Estos actos de represión y violencia durante el régimen de facto no deben ser olvidados ni minimizados. La memoria colectiva es un pilar crucial para la construcción de una sociedad justa y democrática.
Es alentador ver que, después de años de negación y encubrimiento, se está llevando a cabo una investigación contra Jeanine Añez y los mandos militares responsables de estos actos.
La búsqueda de justicia es esencial para restaurar la confianza en las instituciones y garantizar que los responsables rindan cuentas por sus acciones.
La conmemoración de este triste aniversario debería servir como recordatorio de la necesidad de fortalecer las instituciones democráticas y proteger los derechos fundamentales de todos los ciudadanos.
Bolivia, como cualquier nación comprometida con la democracia, debe aprender de su historia y trabajar incansablemente para evitar que tragedias similares vuelvan a ocurrir en el futuro.
La justicia, la verdad y la memoria son las herramientas que guiarán al país hacia un futuro más justo y equitativo.