La Condecoración en Grado de Gran Cruz de la Legión de Honor Mariscal Andrés de Santa Cruz y Calahumana se confiere a ciudadanos extranjeros e instituciones nacionales y de afuera del país que hubieran prestado servicios eminentes al Estado Plurinacional de Bolivia.
El gobierno del presidente Luis Arce entregó la distinción, la más importante del país, a la embajadora de México en Bolivia, María Teresa Mercado Pérez, en reconocimiento a su valioso aporte para preservar nuestra democracia, proteger la vida de exfuncionarios que se refugiaron en la legación diplomática en La Paz en 2019, durante el golpe de Estado, y por honrar la mejor tradición del asilo político mexicano.
La diplomática, miembro del Servicio Exterior Mexicano desde 1977, con rango de ministro desde 2017, nunca antes se había enfrentado a una situación tan compleja como la que derivó después del rompimiento del orden constitucional en Bolivia.
Sin embargo, la valentía, fuerza y serenidad con que afrontó las dificultades, los riesgos y el acoso del régimen de facto, la hicieron sentir, como ella misma confesó, muy orgullosa.
La firmeza que mostró la embajadora Mercado en la defensa de un derecho fundamental, el humanitario, le permitió escribir también una nueva página de la historia del asilo diplomático que brinda su país y de fortalecer la relación entre Bolivia y México, dos naciones hermanas.
El merecido reconocimiento de un Estado democrático llegó, por tanto, al término de su misión en el país.
Antes de ser nombrada representante diplomática en Bolivia, meses antes del quiebre institucional de 2019, se desempeñó como jefa de Cancillería en la Embajada del Reino de Bélgica-Gran Ducado de Luxemburgo y la Misión ante la Unión Europea.
El gobierno de facto e incompetente de Jeanine Añez, en una torpeza colosal, la declaró persona no grata por brindar, precisamente, cobijo a un grupo de bolivianos en su residencia a pesar de las amenazas y los riesgos que eso implicaba, y la expulsó del país.
Y Mercado se fue, con la frente alta, en resguardo de su seguridad e integridad.
El Gobierno mexicano reconoció la labor de su embajadora, destacando su valiosa actuación en favor del asilo y la paz, su timbre de orgullo, su entereza y apego a la mejor tradición de política exterior de su nación.
La diplomática mexicana volvió al país en marzo de 2021 para retomar sus funciones en el gobierno socialista de Luis Arce.
Fue ella, en una dura batalla diplomática con un régimen inconstitucional, asesino y represor, quien acompañó al entonces ciudadano Luis Arce hasta el aeropuerto de El Alto para que pudiera salir del territorio nacional.
La vida del exministro de Economía corría un serio riesgo en el país.
Con su fuerza y su vigor, la embajadora mexicana defendió, en ese momento ella no lo sabía, todo un período de la historia boliviana porque si en algún momento no tomaba esa valiente decisión, quién sabe qué hubiese sido de la vida del actual Presidente del Estado.