Con su amplia sonrisa, sus lacios cabellos castaños y gafas carey, Debra Hevia parece una maestra de primaria. Así es como el departamento de Estado de Estados Unidos diseñó su perfil para publicarlo en sus redes sociales y cuentas oficiales en internet junto al anuncio de su nuevo cargo en Bolivia: Encargada de Negocios.
Ese es el rango diplomático de mayor importancia en Bolivia mientras no se oficialice entre ambos Estados la reposición de embajadores.
Debra lleva el apellido de casada de su marido boliviano, en su destino boliviano, pero representa los oscuros intereses de la Casa Blanca.
Debra, para generar simpatía, ha compartido un video hablando del Illimani, las marraquetas, la hospitalidad boliviana y mostrando el fabuloso salar de Uyuni.
Pero esta mujer con apariencia de maestra de escuela, experta diplomática con el grado de Ministra Consejera, tiene una colosal experiencia protegiendo los imperiales intereses de su país.
Es experta en asuntos latinoamericanos, conoce en profundidad el problema del narcotráfico, los derechos humanos y las libertades individuales y cumplió misiones del servicio exterior en Bolivia, Nicaragua, Panamá y Ecuador.
Trabajó, además, en la Oficina de Asuntos Centroamericanos y en el oscuro Centro de Operaciones del Departamento de Estado, que se caracteriza por ser un espacio de diseño de estrategias de desestabilización.
Habla español, rumano, eslovaco y holandés. Antes de su especialización en América Latina, fue consejera política en Bucarest, Países Bajos y Eslovaquia.
Un gran currículum diplomático para un país sin embajadores desde 2011.
Pero no caigamos en engaños, Debra Hevia es parte de una compleja maquinaria de los enormes intereses económicos y políticos de Estados Unidos en Bolivia.
Su país va por el mundo hablando mal de Bolivia como lo hizo recientemente con la obsoleta e inútil descertificación en materia de lucha contra el narcotráfico.
Apenas desempacó su equipaje oficial, se fue a Santa Cruz a reunirse con empresarios opuestos al Gobierno progresista a título de “fortalecer las relaciones bilaterales, los valores democráticos compartidos, y expandir los lazos comerciales, educativos y culturales entre ambos países”.
Se convertirán seguramente las redes sociales en una herramienta para manipular a la opinión pública y estigmatizar al país y a su Gobierno socialista.
Las habilidades de Debra Hevia estarán orientadas también, eso se da por descontado, a combatir la supuesta influencia de otras potencias en intereses bolivianos.
Y en poco tiempo veremos pseudo investigaciones periodísticas pagadas por la embajada a su cargo para atacar al Ejecutivo de Luis Arce, “capacitaciones” a periodistas en “valores democráticos, educativos y culturales”.
Se mostrará, con su pinta de bonachona maestra de primaria, en “programas” de acción social.
El perfil de Hevia, lo ha marcado con claridad un medio de comunicación, se hará patente con operaciones de inteligencia y campañas subliminales contra el Gobierno nacional.
