Entendemos la cultura ciudadana como un conjunto de costumbres, acciones y reglas mínimas que comparten los ciudadanos, las que facilitan la convivencia urbana y conducen al respeto del patrimonio común y al reconocimiento de los derechos y deberes de cada habitante de una determinada urbe.
Ahora bien, partiendo de este concepto, cultura ciudadana puede ser respetar la fila para subir al bus, tirar la basura en los lugares señalados, caminar por las líneas de cebra, no escupir, y así podríamos pasar el día citando ejemplos.
Pero aquí lo importante es reflexionar sobre el cumplimiento y la práctica de este conjunto de acciones y reglas en la ciudad sede de gobierno. ¿Se cumplen? ¿Se practican? Muy poco, sería la respuesta correcta.
Para muestra basta un botón, las calles de la ciudad, de unos barrios más que de otros, son un basurero, en vano existen los papeleros. Parece que los transeúntes no los ven, igual caen papeles, bolsas, palos de chupetes de los minibuses. La gente que viaja en transporte público y privado prefiere echar a la calle los desechos de lo que come o utiliza en lugar de guardarlos hasta llegar a casa o a algún lugar marcado para los desperdicios y desechos.
Otro tanto ocurre con el transporte. Los conductores no respetan las líneas de cebra, el semáforo ni las paradas, pero tampoco lo hacen los usuarios que exigen bajar del coche en el lugar exacto que desea y no así en la parada como sería lo correcto.
Las filas que se forman para algún trámite o abordar el bus también son un buen ejemplo de la falta de cultura ciudadana, pues no falta un ‘vivo’ que se pone adelante para esperar menos tiempo, sin tomar en cuenta que todas las personas que están atrás se levantaron más temprano para cumplir el mismo objetivo de quien no respeta la formación.
Conviene recordar que en algunos de los países más democráticos de nuestro entorno se sanciona por escupir en la vía pública, por no depositar las basuras en los lugares autorizados y hasta por arrojar colillas de cigarrillos al suelo. Se sanciona por consumir bebidas alcohólicas en la calle y por hacer más ruido del permitido. Se sanciona por conducir vehículos del tipo que sea a mayor velocidad de la permitida.
Sin embargo, este proceder en la urbe paceña restaría popularidad a la autoridad edil, por lo que esta y otras que pasaron por el Palacio Consistorial no se atrevieron a dar el paso, y prefirieron que la situación continúe como hasta hoy, con algunos paliativos.
Pero también depende de cada persona, porque el cambio es individual, y es tiempo para mejorar, porque cada día es una nueva oportunidad, y así superar estos problemas para que la convivencia entre los habitantes de la ciudad sea armónica y de acuerdo con las reglas y normas establecidas.
Una política gubernamental con enfoque de cultura ciudadana no es una campaña publicitaria. Aunque a veces una estrategia de cultura ciudadana pueda necesitar el apoyo de una campaña de comunicación masiva para llegar a toda la ciudadanía, esta no puede ser la columna vertebral de la política gubernamental, por carecer de sustento científico y teórico para promover los cambios.