La Amazonia es víctima del cambio climático
Se habla del calentamiento global, del deshielo, de inundaciones y sequías, pero se evita establecer de dónde vienen todos esos fenómenos.
Todo aquello nace de la mal llamada globalización —o globalización selectiva, que no respeta la pluralidad o las diferencias entre los pueblos— y el capitalismo.
Es el capitalismo el que lleva en sí mismo una exagerada e ilimitada sed de industrialización.
La deforestación, por ejemplo, es una consecuencia de la industrialización y es una amenaza para el futuro del Amazonia, donde ya hay una gran cantidad de selva tropical y fauna en peligro de extinción.
El presidente Luis Arce planteó en Brasil siete líneas de acción para preservar la Amazonia, un gigantesco territorio de 7,4 millones de kilómetros cuadrados, reserva hídrica del planeta.
Arce expuso la posición de Bolivia —cuyo territorio, de 1.098.000 kilómetros cuadrados, es amazónico— en la ciudad de Belém do Pará durante la IV Cumbre de Jefes de Estado de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA).
La Amazonia constituye un patrimonio invaluable no sólo para los ocho países de la OTCA (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela), sino para la humanidad.
El mandatario demandó fortalecer la institucionalidad de la OTCA para mejorar la cooperación regional; financiar el desarrollo de la región amazónica y de los pueblos que lo habitan; articular esfuerzos en el desarrollo de la investigación científica y la innovación tecnológica para preservar esa zona del planeta; fomentar alternativas de desarrollo sustentable de la Amazonia, del bosque, de sus sistemas de vida y de los pueblos indígenas; trabajar en la integración regional para enfrentar los desafíos críticos en la Amazonia; activar una alerta contra cualquier forma de militarización extranjera o injerencia de organizaciones no gubernamentales en la Amazonia y, finalmente, construir una agenda subregional para enfrentar a la minería ilegal, el narcotráfico y el crimen organizado.
Todos esos ejes dejaron de ser meramente policiales y se convirtieron en políticos y económicos por su impacto multidimensional en el medioambiente y el ser humano.
El Presidente progresista ha levantado la voz al mundo y ha dicho que proteger, preservar y conservar la Amazonia implica el compromiso de los gobiernos, de la sociedad civil organizada y de las comunidades indígenas locales.
Ha recordado también la responsabilidad de la comunidad internacional de trabajar juntos en la protección de este invaluable patrimonio natural para las generaciones de hoy y del futuro.
Como lo dijo el Jefe de Estado, es tiempo de actuar “porque la Madre Tierra no puede esperar más”, y el compromiso de conservar y proteger esta zona del planeta debe ser firme y decidido.