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Esteban Ticona Alejo

71 años de la Revolución de 1952

Han pasado 71 años de aquella revolución acaecida el 9 de abril de 1952. La Revolución boliviana es la segunda del continente del Abya Yala después de la mexicana de 1910. La insurrección nacional, a diferencia de la mexicana, fue una acción colectiva y sin grandes caudillos. La comunidad conformada por indios campesinos, aymaras, quechuas, urus y sectores populares urbanos, posibilitaron el derrumbe del sistema gamonal.

Me interesa destacar el triunfo por la vía armada y con ella el inicio de la transformación social, empoderando a los sectores sociales mencionados, sea en las calles y en las áreas rurales. Lamentablemente, la Revolución fue expropiada por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), y este partido político construyó un discurso oficial como los únicos autores y actores del quiebre de las estructuras sociopolíticas hacendatarias del país.

Aún el MNR y sus seguidores repiten que devolvieron tierras al campesinado, que masificaron las escuelas, en fin. En la realidad, se vieron obligados a dictar la Reforma Agraria en 1953, porque se generalizaban las tomas físicas de las haciendas por parte de los verdaderos dueños. El “Estado del 52” apostó por una sociedad mestiza, excluyendo lo indio, y la muestra de esta apuesta fue la política de la educación monolingüe, es decir, solo en castellano.

Interesa saber mucho más de lo que se conoce, por ejemplo, ¿cómo fueron las batallas armadas? ¿Cómo fueron derrotados el Ejército y la Policía por el pueblo? ¿Cuántos murieron en esta guerra civil? Hoy parece muy difícil encontrar a los actores de las zonas emblemáticas de esta contienda histórica ubicados en la ciudad de La Paz, como Villa Victoria, Munaypata, Pura Pura, Achachicala, K’illi K’illi (hoy llamado Villa Pabón), Layqaquta o Laycacota (hoy utilizado como parque para los niños) e incluso la Ceja de El Alto.

¿A quién le interesa saber esta experiencia, aunque sea dolorosa? La Alcaldía y la Gobernación tienen la responsabilidad institucional de preservar la memoria, sea en museos históricos o similares. Pero hoy no creo que les interese, y quizás no sepan o no quieren saber de la importancia de generar políticas de la memoria colectiva, de la lucha de los indios campesinos y sectores populares, quienes fueron los grandes protagonistas en esa contienda del 52.

¿Existen más fotos de las que conocemos sobre el 52? Por ejemplo, en el Álbum de la Revolución publicado por el MNR o los expuestos en el Museo de la Revolución. Con seguridad que existen y ¿quién se anima a acopiar, para luego convertir en la memoria visual?

Sabemos que la Revolución mexicana se recrea o se teatraliza cada año, por ejemplo, con la entrada triunfal a la Ciudad de México de Pancho Villa y Emiliano Zapata. Lo deseable sería que se desafíe con alguna actividad de esta naturaleza, pero parece difícil pensar que se pueda cristalizar, porque existe una especie de prejuicio de los sectores sociales dominantes sobre la Revolución de 1952.

Pasada la Revolución del 9 de Abril visita al país la escritora argentina Alicia Ortiz. Su observación por varias ciudades está narrada en su libro Amanecer en Bolivia y considero que es una de las mejores crónicas y testimonios de los primeros momentos del triunfo del pueblo en armas. En estos últimos años una que otra investigación aporta en esta línea de conocer más detalladamente tan importante cambio político en el país.

El olvido se apoderó de los lugares más emblemáticos mencionados. En los barrios citados no figuran como parte de su memoria profunda y debería merecer un lugar específico (¿mediante museos barriales?), sobre todo para el conocimiento de las nuevas generaciones. Además, urge saber más qué pasó en los centros mineros, en las áreas rurales de los departamentos del país.

A nivel académico, particularmente desde las ciencias sociales, no hay grandes aportes en cuanto a investigación en los últimos años. Aún se repite la interpretación del escritor orureño René Zavaleta Mercado, en su libro Clases sociales y conocimiento, en el que interpreta a la Revolución de 1952 como atípica. Jach’a ch’axwayi 1952 uka maratxa armasiñak munxtanja. Jilirinakasaxa wali sartawayapxatayna. Jach’a qamiranakaruxa t’unjawayapxataynawa. ¿Janicha ukhamaxa?


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