Los terroristas de Hayat Tahrir Al Sham, finalmente con la ayuda del régimen israelí, la administración de Joe Biden y la deslealtad cínica de Tayyip Erdogan, tomaron por la fuerza Damasco.
Los herederos de Osama Bin Laden, al mando de Abu Muhammad Al Jawlani, buscado por EEUU, que pide 10 millones de dólares por su cabeza, finalmente tomó por la fuerza un Gobierno democrático y soberano como lo fue Siria.
Haber provocado la defenestración de Bashar Al Ássad es uno más de los tantos ejemplos de la arbitrariedad sionista imperialista contra los pueblos libres del mundo.
Con estas incursiones armadas de grupos que fueron catalogados como terroristas, hoy no hay garantía de que un Estado pueda gozar plenamente de su soberanía, ya que a cada momento están siendo flanqueados por las amenazas de países que son satélites de Estados Unidos y sus socios europeos. Lo cierto es que Israel ha cumplido su objetivo de controlar y aprovecharse de la situación, tomando territorios ajenos como los Altos del Golán, ello gracias a la obsecuencia sumisa de estos grupos a Netanyahu.
Este hecho indignante para la sociedad internacional debería preocuparnos, porque hoy las naciones de la Patria Grande están en la mira de Washington, sus recursos energéticos como el petróleo en Venezuela (primera reserva mundial de petróleo) o el triángulo de litio (la región con las mayores reservas del metal alcalino) están cerca de las garras del imperio.
Ahora, ¿por qué el gobierno de Bashar Al Ássad dimitió y dejó a su nación? ¿Acaso nunca fueron asistidos por Rusia e Irán?
La toma de Siria por estos grupos armados puede ser entendida a partir de dos elementos fundamentales que nos van a ayudar a hacer la lectura de lo sucedido; la primera es que los ataques de Estados Unidos mediante su gendarme israelí en Palestina y luego en Líbano han ido desgastando las fuerzas de la Guardia Revolucionaria de Irán; mientras Teherán asistía en armas y combatientes en Gaza y en los territorios libaneses, sus fuerzas no abastecían para llegar hasta Damasco.
Por otro lado, la guerra que viene llevando Rusia en Ucrania le ha restado fuerza para repeler adecuadamente las fuerzas de Hayat Al Tahrir Al Sham, quienes aprovecharon este debilitamiento para golpear a un gobierno que desde 2011 venía defendiéndose de estos grupos armados.
Segundo, el cansancio y desgaste desde hace más de una década han hecho que Bashar Al Ássad dimita y se refugie en Moscú, no obstante de haber cohesionado la unidad en torno a un gobierno, los terroristas nunca fueron eliminados completamente, sino que estos se mantenían en varias regiones, en especial en la provincia de Idlib, donde incluso formaron un gobierno local.
La República Árabe Siria durante más de una década libraba combates contra grupos armados exfiliales de Al Qaeda y Frente al Nusra, y que asistidos por Moscú y Teherán pudieron sostener la gobernabilidad y la estabilidad en la zona, más aún siendo esta región una importante conexión entre oriente y occidente.
Hoy Damasco ha sido tomada, pero lo más triste es que muchos medios occidentales vienen repitiendo las retóricas de que el grupo Tahrir Hayat Al Sham son rebeldes e incluso héroes, pero lo cierto es que estos “héroes y rebeldes” son nada más y nada menos que terroristas catalogados por EEUU y la Unión Europea. Washington ha ofrecido (y aún sigue vigente) 10 millones de dólares por cualquier Información por Abu Muhammad Al Jawlani.
Pero no solo ello, sino que el líder de Tahrir Hayat Al Sham es en realidad un terrorista buscado, paradójicamente visto por todos y no ser capturado, no se puede entender cómo el país “más democrático y respetuoso de los DDHH” viene planificando hoy quitar de la lista de terroristas a Abu Muhammad Al Jawlani, siendo esta afrenta descarada una prueba más de que a EEUU no le interesan los gobiernos legítimos y constitucionales, sino imponer títeres disfrazados de “rebeldes” y “revolucionarios”.
Por: Roberto Chambi Calle/