Puerto Suárez es la capital de la provincia Germán Busch y del pantanal boliviano. En sus 149 años de existencia, su desarrollo se basó en la dinámica del tiempo y el espacio como un factor determinante y estratégico por su ubicación geográfica.
Fue el primer puerto nacional de ultramar que tuvimos operable en el país que referenció su presencia en el conjunto de naciones que empezaban a articularse en ese tiempo. Su relación comercial la mantuvo con los países de Europa que ingresaban a la fase de la industrialización mediante la hidrovía Paraguay-Paraná. En esa relación de país a países hubo cierta influencia en el cambio mental de su estructura social que convivía con los adelantos de nuevos cambios para el impulso comercial vía océanos. Pero el esplendor y la prosperidad tuvieron una relativa duración (1900-1940) pues para mantener su existencia de pueblo que saltó obstáculos de diferentes formas, empezando con la apertura del Canal de Panamá que cambió la ruta Atlántico al Pacífico.
En realidad
Puerto Suárez fue considerado en el estudio con consultoras sobre la microrregión como una ciudad con vocación residencial y burocrática. Actualmente cuenta con 20 barrios, instituciones públicas, privadas, sectores productivos, como horticultores, ganaderos, pescadores, constructores, mineros, fabriles, profesionales, gremialistas, estibadores, transportistas, taxistas, motoqueros, gastronómicos y otros; en consecuencia, su tejido social laboral es amplio y aumenta en función a los proyectos que se van ejecutando y otros concluidos; pero la débil estructura urbana viene soportando el gran peso del colchón social que dejan los proyectos diferentes. Lo preocupante del primer municipio es su lento aliento en organizarse. Hay mucho por hacer y sólo un salto cuántico podría mejorar su calidad de vida para transitar a la transformación de una ciudad habitable.
El futuro que se avecina a la provincia con un inventario de sus potencialidades en cuanto a sus recursos naturales, sus riquezas diversas, su pantanal intacto, su flora y fauna extensa complementan un escenario con un conjunto de elementos que se abren a los distintos tipos de la industria sin chimenea o sea el turismo como una fuente inagotable de ingresos económicos a otros sectores afines al rubro como hoteles, restaurantes, artesanías, balnearios y otros. Es más, los megaproyectos de la siderurgia y la fábrica de urea impulsados por el Gobierno nacional y la buena voluntad del presidente Luis Arce Catadora completan un panorama de arrancar con el polo de desarrollo del sudeste boliviano.
La falta de una postura indeclinable para rescatar los valores de nuestros ancestros hace que vivamos estos sinsabores de la intromisión y el saqueo impropio de una conducta de reciprocidad entre municipios llevados por bajos instintos e intereses de grupos y no de una comunidad que vive debajo de un techo común. La sobrevivencia de casi siglo medio que lo a dado todo en lo económico y en los recursos naturales Puerto Suárez que lo dio todo a cambio de nada. Por lo expuesto estamos obligados por derecho a cobrar la factura de esa deuda social después de 82 años de navegar sin agua para seguir existiendo como pueblo. Ahora el futuro de la capital y su provincia está en manos de las nuevas generaciones a partir de un deambular soñoliento o moribundo a una dinámica propia progresista, amante a esta tierra morena. Que la banderas verde, blanco y café se levanten con la firmeza de una mano y un rostro lleno de realidades, para el nuevo porteño que empieza a nacer.
Por: Luguer Balcázar Banegas/